domingo, 22 de diciembre de 2013

JUAN FERNÁNDEZ DE SOTO MAYOR Y PICÓN: Sacerdote, Maestro y Subversivo.




La noticia de la instauración de una junta de gobierno americano en la ciudad de Quito despertó en el pueblo de la villa de Mompox mucho entusiasmo, los repiques de campana ordenados por el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor generaban gran alboroto en el grueso de la población conformada en su mayoría por zambos, negros y mestizos. Es fácil suponer que la mayoría de ellos desconocía el significado o las implicaciones que un acto semejante podía tener, aunque también es sabido que muchas de las ideas de la ilustración habían llegado a Mompox a través de comerciantes franceses que procedía de las Antillas. Los que si conocían las implicaciones de semejante movimiento la minoría ilustrada entre los que se contaban los miembros del cabildo y el padre Sotomayor quien era egresado del colegio de san Bartolomé centro de educación superior de la ciudad de santa Fe.

No obstante el gran compromiso que el cura-vicario sentía por la causa republicana en algunas ocasiones se le vio por motivos de su dignidad obligado a confiscar documentos y otros papeles, para ser incinerados pues habían sido considerados por el tribunal de la inquisición como subversivos. Estas quemas se llevaron a cabo al menos en una ocasión en el convento de san Agustín; sin embargo las autoridades realistas no confiaban en el padre Sotomayor, pues, en la villa todos sabían de la afinidad política que existía entre el padre y algunos de los dueños de esos documentos, reconocidos ampliamente como partidarios de la causa republicana.

Cada noticia recibida en la villa relacionada con la instauración de juntas americanas de gobierno generaban gran alboroto, la mayoría de las veces convocados por orden del cura-vicario a través del repique de campanas. Esta muestra era una señal recibida por el pueblo como un acto de piedad religiosa, tal vez esto explique la abundante participación de las masas de pardos libres  en las luchas por la independencia. Quienes se mostraban convencidos de una causa que obviamente desconocían en detalle, debido a la poca ilustración con la que contaba el pueblo de la villa de Mompox.

El acta de independencia se promulgó al pueblo de Mompox en la plaza del convento San Carlos, evidentemente intentaban distanciarse de las acusaciones que la iglesia oficialista realizaba contra aquellos partidarios de la independencia, quienes a menudo eran calificados de ateos, afrancesados, etc. razón por la cual utilizaron como frase representativa de su movimiento la expresión “Dios y la independencia”.

No obstante el respeto que se mantuvo por las insignias sagradas debido a que se consideraba el movimiento por la independencia como un acto de piedad, el pueblo se fue lanza en ristre en contra de los instrumentos de tortura utilizados por el tribunal de la inquisición. Esta distinción entre una y otra faceta de la iglesia y a sabiendas de que el pueblo se encontraba dirigido por el cura-vicario de la villa, nos permite sugerir la posibilidad de la existencia de una ruptura previa en la iglesia de la gobernación de Cartagena; por una lado la oficialidad realista y por otro lado una especie de disidencia que se mantenía de cara a las gentes, un sector de la iglesia alternativo que se oponía a constituirse en un simple órgano de opresión política que era en lo que se había convertido el tribunal de la inquisición.

Mientras tanto la creciente feligresía luego de cada acto que los acercaba a cumplir sus sueños de libertad agradecía a Dios  en la iglesia principal, entonando el canto del Te-Deum donde la asistencia era masiva, otra vez convocado por el padre Sotomayor quien siempre se mostraba como la cabeza visible de la iglesia no obstante sus otras ocupaciones, docente y político.

Pero las determinaciones tomadas por el cabildo comenzaron a caer mal en el grueso de la población, pues, estas habían sido tomadas a puerta cerrada, las gentes en la villa esperaban que las decisiones trascendentales se siguieran tomando mediante la figura del cabildo abierto o mejor esperaban tener participación directa en ellas, esperaban que los tuvieran en cuenta de la misma forma como los utilizaron al momento de expulsar a las autoridades españolas; “la intervención del pueblo sobrepasaría los límites previstos por los demagogos”(Conde 1999)

Esas circunstancias trajeron consigo manifestaciones de descontento e inconformismo que generó desordenes y protestas en la puerta del cabildo. De igual forma como se había agitado a las masas de pardos, se debía intentar apaciguarlos y ¿quien mejor persona que el padre Sotomayor que también había sido responsable en gran parte de su sublevación? El profesor Pedro Salcedo del Villar el clásico historiador de la villa de Mompox manifiesta como el mismo padre Sotomayor se “hizo responsable” de la conducta y comportamiento de sus feligreses. Fue entonces delegado por la junta para apaciguar los ánimos del pueblo que se había acostumbrado a que contaran con ellos a la hora de tomar decisiones.

La llegada del arzobispo de Santa Fe ayudaría a calmar los ánimos del pueblo mompoxino. Este hecho nos ayuda a confirmar la hipótesis según la cual el movimiento por la independencia de Mompox fue percibido por las gentes más como un acto de piedad, que como un acto netamente político. El arzobispo Joan Bautista Sacristán dirigiéndose a las gentes desde los púlpitos de sus iglesias y hospedado en el convento de los franciscanos…

Actos de piedad que se mezclaron con actos políticos, eran convocados permanentemente por el padre Sotomayor. A la parroquia principal era convocado el pueblo para despedir y homenajear a los mompoxinos caídos en los combates por la defensa de las ideas de la independencia, primero contra los ejércitos de Cartagena y las resistencias fieles al rey y luego contra los ejércitos realistas de reconquista se presentaban por doquier.

 Esos actos de piedad eran aprovechados y convocados por el cura-vicario para incitar al pueblo a levantarse en su propia defensa y “evitar nuevos sacrificios” (catecismo), a enlistarse en las tropas republicanas o al menos a colaborar económicamente con las viudas y huérfanos de estos enfrentamientos. Los púlpitos se convirtieron sin lugar a dudas en el órgano de difusión y defensa de las ideas republicanas, en una sociedad poco instruida donde la impresión de periódicos no hubiera generado los mismos resultados, por ser esta una población mayoritariamente analfabeta.

Pero si la tarea del padre Sotomayor desde el púlpito era entre otras adoctrinar al pueblo en las ideas de la independencia, los hijos de la aristocracia criolla se les impartía esta información a través del colegio-universidad San Pedro Apóstol; quien en ausencia de su rector doctor Gutiérrez quien se tuvo que ausentar de la villa, quedó a cargo el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor. Pero en cuanto a sus aportes hechos en materia educativa es preciso resaltar la redacción y posterior publicación del catecismo o instrucción popular, editado primero en 1814 y luego en 1820; a través del cual buscaba crear una pedagogía ciudadana tendiente a establecer un pasado, una cultura y unos intereses comunes; que permitan a los nuevos ciudadanos sentirse pertenecientes a un nuevo pueblo a una nueva nación. El método catequístico aparece en el siglo XVI pero con connotaciones estrictamente religiosas, solo en el siglo XIX este se convierte en un medio de difusión de ideas políticas. En Colombia este catecismo político fue pionero y en la América española, constituyó la más fuerte crítica al dominio colonial; razón por la cual fue perseguido por la inquisición y luego por Pablo Morillo en tiempos de reconquista.

luego de que la junta primera de Cartagena ordenara a sus ejércitos marchar contra Mompox, orden que se cumpliría con relativa facilidad, fueron encarcelados muchos de los líderes del movimiento que se mantenían en la villa entre ellos el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor, pero también otros sacerdotes reconocidos ampliamente por incitar al pueblo en la participación del movimiento del 5 y el 6 de agosto de 1810; entre ellos se encontraba el agustino fray José Antonio Solórzano y el padre Juan Francisco Ibarra. 

Luego de la definitiva declaratoria de independencia de Cartagena el 11 de noviembre de 1811, el padre Sotomayor fue puesto en libertad y encargado por la nueva junta para llevar a los mompoxinos un mensaje de paz ya que la diferencia entre ambos pueblos había acabado.

Fue escogido el párroco, ninguno de las decenas de hombres que por la misma causa habían sido no solo encarcelados sino también desterrados y confiscados muchos de sus bienes. Los miembros de la junta de Cartagena sabían perfectamente del respeto y aprecio que el padre Sotomayor despertaba en el pueblo de la villa. Con el regresaron a su hogar decenas de hombres que al igual que el padre Sotomayor habían sido arrestados por su participación en los movimientos que inspiraron la absoluta independencia de España.

Una vez estrechados los lazos de paz entre las dos principales poblaciones de la naciente república de Cartagena, se convocó a una convención general que tendría como objetivo la redacción de la constitución política, a la que cada uno de los departamentos debía enviar sus delegados. Por el departamento de Mompox asistirían siete delegados escogidos por electores nombrados. Uno de los diputados seria el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor. Esta constitución de 1814  fue una revisión de la anterior redactada en 1812  para resaltar podemos decir que en esta carta Cartagena se declara provincia y no estado independiente. (Izasa, 1999.)


La publicación de la constitución de la república de Cartagena se llevó a cabo de manera solemne una vez más se convocó al pueblo a dar gracias a Dios en la iglesia parroquial por medio de la oración del Te-Deum, y luego de la proclamación se llevó a cabo una procesión de la cual participaría casi la totalidad del pueblo. El púlpito se convirtió una vez más en una tribuna de divulgación de las ideas republicanas, a cargo nuevamente del cura-vicario Juan Fernández. Y una vez más luego de la publicación de la constitución al pueblo el alboroto no se hizo esperar.

Un hecho característico de este periodo de la primera república fue el tránsito por esta población de todos los españoles y otros afectos a la corona que fueron expulsados y que se dirigían de regreso a España. En más de una ocasión se presentaron enfrentamientos entre quienes querían agredirlos y quienes buscaban a toda costa se les respetara la vida y la integridad, a aquellos quienes retornaban a su país. El padre Sotomayor estuvo como es natural siempre impulsando el respeto a la integridad de quienes eran expulsados.

Luego de la llegada de las tropas de reconquista se le hizo jurar como es costumbre al pueblo fidelidad al rey Fernando VII quien había sido restituido en el trono. En los documentos a los que tuvimos acceso no encontramos entre los clérigos al cura-vicario Juan Fernández, lo que nos permite pensar que este se encontraba fuera o simplemente había huido como ya lo habían hecho otros dirigentes de la independencia.

Todo el pueblo pero sobre todo el clero de la provincia de Cartagena era sospechoso de insurrección, gracias a la fama que durante esos años acumuló el padre Sotomayor; sin embargo no todo el clero era partidario de la república, el caso del canónigo Marimón otro sacerdote el padre Gervacio del Toro que sería también cura-vicario de la villa de Mompox, luego de la aprehensión del padre Sotomayor habría calificado a este de agitador, este tampoco era amigo de la causa de la independencia. Este mismo cura habría permitido el saqueo de los tesoros de los templos por parte del ejército realista al momento de su partida definitiva, los curas de Chinú , y Sampués Jorge y Pedro Antonio Vásquez, dirigieron la resistencia realista en esa región depusieron corregidores y juraron fidelidad al rey Fernando VII antes incluso de la llegada de los ejércitos de reconquista.

El padre Juan Fernández habría suspendido su ejercicio sacerdotal para vincularse como representante al congreso de la nueva granada, este sería su último presidente. Luego de ese fallido intento por construir un estado, el padre Juan Fernández fue puesto prisionero una vez más, en esta ocasión por parte de los ejércitos realistas de reconquista, el padre Sotomayor tuvo que retractarse de de sus ideas, y gracias a su condición de clérigo su vida fue respetada y enviado a una pequeña población alejada del agitado ambiente político de ese momento.

Luego de la expulsión definitiva de las autoridades españolas, el padre Juan Fernández regresó a Mompox como párroco y unos años después en 1832 ordenado obispo.


Luego de la instauración de la república de Cartagena el padre Juan Fernández de Sotomayor y Picón se alineo como era de suponerse del lado del partido radical, junto con el padre Manuel Revollo y los hermanos Celedonio, Gabriel y Germán Gutiérrez de Piñeres; quienes representaban unas ideas totalmente opuestas a las de sus adversarios políticos, por ejemplo al hablar de libertad la entendían como habría sido entendida en su momento en el contrato social, o en palabras del historiador barranquillero Jorge Conde “individuos iguales bajo una misma ley”(Conde ), estas posturas fueron fuertemente criticadas por la aristocracia cartagenera y neogranadina quien la calificaba como “dogma destructor del orden social” en los miembros del partido radical se nota una importante influencia del Contrato Social, para el padre Sotomayor la nación era el pueblo, y la constitución era un pacto fundador de una nueva sociedad, fundamentada en la razón; el padre creía firmemente en la construcción de una sociedad conformada por hombres libres e iguales. Al principal líder de este partido se le veía todo el tiempo rodeado de pardos negros y mulatos, hecho que causaba indignación en los otros sectores de la aristocracia cartagenera. El decidido apoyo que el partido piñerista le diera a Bolívar en su famosa campaña admirable sirvió para que a este lo identificaran con las ideas de este partido en el estado de Cartagena de Indias. 

POBLAMIENTO HISPANO DE LA CIÉNAGA DEL PALMAR (1750-1812)



La historiografía magdalenense casi en su totalidad se remite a la ciudad de Santa Marta y los principales centros urbanos, rara vez hacen referencia a puntos distantes o con población dispersa, como es el caso de los pueblos que se ubicaron en las riveras de la ciénaga del Palmar al sur del departamento del Magdalena.  Estos pueblos desde el momento en que se inicia su poblamiento y hasta inicios del siglo XX, no pasan de ser puntos poblados o caseríos. Sin aparente importancia para la historia oficial del magdalena.
A partir de la ampliación de la frontera agrícola (Sánchez, Santos, 2003) y la ganadería trashumante (Daza, 2009) podemos explicar la fundación, refundación y poblamiento en muchas regiones que se escapaban al control del gobierno colonial por no haber sido “pacificados”. Este es el caso de la Nación Chimila, que aunque en jurisdicción de la gobernación de Santa Marta, permaneció fuera de su control hasta mediados del siglo XVIII. Por esta época a Josep Fernando de Mier Y Guerra le es encomendada la pacificación y poblamiento de la región en cuestión. En este espacio y tiempo hemos ubicado  el poblamiento de la pequeña región de la ciénaga del Palmar, en la que se ubican hoy el municipio de Pijiño del Carmen y los corregimientos de Cabrera y Filadelfia en del departamento del Magdalena.
La historiografía del Magdalena hace muy poca referencia a esta pequeña región tal vez por ser esta una región de poca importancia económica y demográfica. Lo cierto es que en la literatura que da cuenta sobre el pasado del Magdalena solo hemos encontrado algunas referencias vagas, que separadas no nos ofrecen ninguna información completa.
En 1996 aparece un trabajo titulado “Geografía Económica del Magdalena Grande (1946-1955)”; del abogado Manuel J. Díaz-Granados, libro que da cuenta de aspectos varios relacionados con la producción agrícola, ganadera, pesquera y artesanal del departamento del Magdalena.  En el año 2000 el profesor José Manuel Rodríguez Pimienta publica “comentarios sobre historia política y administrativa del magdalena. Siglos XIX y XX”  texto que nos ayuda a entender las situaciones por la cuales atravesaron los pobladores de las regiones que hicieron parte del Estado Soberano del Magdalena en el siglo XIX y del departamento del magdalena en el siglo XX ; durante las innumerables guerras civiles que sufrió el país desde el momento mismo de su independencia.  William Hernández Ospino publicó también en el año 2000 su “Historia de la Catedral de Santa Marta”  este pequeño texto nos ayuda a entender algunas de las razones por las cuales la iglesia no ejerció coerción suficiente sobre esta región. En el año 2002 los historiadores Luis Alarcón Meneses, Jorge Conde Calderón y Adriana Sánchez Delgado; publicaron “Educación y Cultura en el estado Soberano del Magdalena (1857-1886)” y aunque el libro trata sobre aspectos relacionados con la política educativa, su primer capítulo nos entrega luces sobre el comportamiento poblacional de esta región. El octavo numero de la revista historia Caribe publicó entre sus ensayos “dos casos de colonización y expansión de la frontera agrícola en la gobernación de Santa Marta en la segunda mitad del siglo XVIII” trabajo fundamental para entender el desarrollo del proceso de poblamiento de la región de la ciénaga del Palmar.  En el año 2010 el maestro Esginio Arrieta López  publicó un pequeño volumen que para nuestra tarea investigativa es de vital importancia, pues, recoge gran parte de la tradición oral de los pueblos de la ciénaga del Palmar, “Pijiño sus Mitos y sus Leyendas” es en cierto modo la recolección de todos esos recuerdos e “historias” que se han transmitido en esta región de generación en generación.
En nuestro trabajo investigativo partimos del criterio democratizador de las nuevas formas de hacer historia, de tal manera que intentaremos aplicar la historia desde abajo concepto propuesto por los miembros de la escuela marxista inglesa y el modelo teórico del profesor Pierre Vilar quien sugiere abordar la investigación histórica, como una totalidad, sin refugiarse en ninguna de las parcelas historiográficas, donde podamos explicar los procesos de población y conflicto de la ciénaga del Palmar sin desatender factores importantes de la cultura, la economía y la política de la época en estudio, pues, desconocerlo sería desconocer también desconocer el contexto en el que se llevaron  a cabo los conflictos por la tierra la libertad y el proceso de poblamiento.
En este periodo “solo la cima, el extremo superior del edificio social han impreso huellas suficientemente profundas como para que puedan seguir siendo legibles” (Duby, Lardreau, 1988) hoy; los protagonistas de este trabajo no son los miembros más altos del edificio de la sociedad colonial, muy por el contrario, son los pardos como se les denominaba en aquel entonces más o menos en forma despectiva, por esta razón nuestra tarea investigativa consiste en “hacer hablar” a los primeros pobladores de la ciénaga del Palmar a partir de mediados del siglo XVIII.

A excepción del comercio ilegal y la ganadería extensiva, en la isla de Mompox no se había presentado hasta el siglo XVIII un importante desarrollo de las fuerzas productivas. Sin embargo las continúas inundaciones año tras año durante los meses de lluvia hacía imposible la ampliación de la frontera agrícola y ganadera. A la vez que la creciente población de pardos libres de vínculos señoriales, reclamaban tierras para el cultivo y la cría de animales, no para el mercadeo sino para su propia subsistencia dado que estos no alcanzaban todos a ser empleados en las haciendas de la región. (Fals, 1980 P 103b)

Por esta razón se presionaba al gobierno colonial la ampliación de la frontera económica. La tierra entonces tenía varios significados, para los grandes propietarios –muchos de ellos con títulos de nobleza- significaba poder; la tierra para ellos no era un medio de producción, la posesión de grandes extensiones de tierra significaba prestigio, reputación; mientras que para las familias de pardos significaba la obtención de los elementos básicos de supervivencia.

A mediados del siglo XVIII no se había podido concretar la completa pacificación de una extensa y rica región, frente a los ojos de los momposinos. Solo al atravesar el rio magdalena se encontraba la “Nación Chimila” compuesta por un grupo de pueblos semi-nómadas, que para la época ya se habían establecido en algunos caseríos, dedicados a la pesca, la recolección, la alfarería, y en menor proporción a la agricultura;  comerciaban con otros pueblos de la cultura Caribe a través del trueque, utilizando el rio magdalena como su principal vía de comunicación. 

La producción Chimila era comunal, igual que la propiedad sobre la tierra, no alcanzaron a desarrollar ni la esclavitud ni la servidumbre, divididos en pequeños grupos de familias eran gobernados por caciques no hereditarios, quienes lideraron la resistencia al dominio colonial adoptando una movilidad más frecuente como mecanismo de defensa, desde la fundación de la ciudad de Santa Marta hasta mediados del siglo XVIII cuando su resistencia se quebró de manera definitiva a causa de la intervención militar y colonizadora de los grupos de blancos  y pardos que aunque pobres eran ya para esta época  poseedores de la cultura hispana; he ahí la importancia que tuvieron estas poblaciones en la extensión de la frontera cultural (Palacios, Safford, 2007).


El arzobispo y virrey Antonio Caballero y Góngora patrocinó por todo el virreinato la creación de colonias agrícolas, con el propósito de entregar tierras a los desposeídos sin que esto afectara en nada a los grandes hacendados.  Fue solo hasta los años cuarenta del siglo XVIII cuando se inicia la inserción al modelo colonial de gran parte de la región dominada por el pueblo Chimila, permitiendo así el poblamiento de estas nuevas tierras a colonos mestizos zambos y mulatos libres de vínculos señoriales (Fals 1980 P 103b).
Fueron varias las razones que motivaron la colonización de estas tierras veamos:
Un primer hecho que motivó la colonización de estas tierras fue sin lugar a dudas el transporte de ganado[2], dada las dificultades de cría de nuevo ganado en la isla de Mompox sobe todo durante las temporadas de lluvia. Se hacía necesario transportar ganado de una ribera a otra. Luego de la pacificación de esta zona era posible comenzar a criar ganado nuevo y de esa manera extender las fronteras de las ya extensas haciendas ganaderas. La anterior afirmación se sustenta en la tesis expuesta por la profesora Valentina Garlaza, pues para ella “el estudio de la ganadería trashumante contribuye a entender el poblamiento y la colonización del territorio y las conexiones interregionales; ello se puede observar para nuestro caso” (Daza, 2009). Pero aquí tenemos que resaltar lo distinto de las motivaciones; pues, el único hecho que motivó la colonización de estas tierras a las familias acomodadas de Mompox fue la ampliación de la frontera ganadera, sin pensar en ningún momento en ocuparlas, porque ellos sabían que propiciando su poblamiento era posible que los colonos adelantaran trabajos necesarios para sus interés, tales como la quema y el desmonte de la selva indispensables para iniciar la cría de nuevo ganado. Normalmente las tierras colindantes a los pueblos recientemente fundados, eran ocupadas más o menos de forma arbitraria para el establecimiento de hatos ganaderos, ese fue el caso del hatillo de Pijiño. (Jaramillo, 1993)  Mientras tanto las familias de pardos que ocuparon estas tierras buscaban su propia subsistencia, buscaban mejorar sus condiciones de vida, buscaban verdadera libertad.
La actividad ganadera implicaba grandes esfuerzos económicos “el arreo de ganado generaba muchos esfuerzos por parte de los vaqueros, las diversas haciendas y obviamente implicaba costos en su alimentación en tercios de carne, maíz y plátano… los recorridos eran tan extenuantes que los animales perdían peso además podían perecer ahogados por las crecidas del rio” (Daza, 2009, p. XX). Para los grandes propietarios de la isla de Mompox esto no era significativo pues, las propiedades de los ganaderos eran muchas; esto nos permite intuir que la ganadería –al menos en esta región- era exclusiva de las familias adineradas, pues, los costos y el sostenimiento de los animales y trabajadores dada la necesidad de transportarlos de un lado al otro del rio eran muy altos. (Jramillo, 1993 p.181)

Pero otro hecho que motivó la colonización de la región de la ciénaga del palmar fue que ocupando las tierras recientemente conquistadas, mestizos, zambos y mulatos libres de vínculos señoriales; se liberaban también de la pesadísima carga que significaba la vida colonial, el excesivo control que ejercía la iglesia[3] en esta villa, las altas, cargas tributarias, que crecían día a día, las intrigas políticas por el poder que los obligaba a ubicarse en uno u otro bando, los grandes hacendados de Mompox reclutaban a estas humildes personas como peones en sus haciendas quienes recibían mal trato la mayoría de las veces, eran tratos tan inhumanos que los llevaba a tomar la decisión de atravesar el rio e iniciar una nueva vida,(Sánchez, Santos, 2003 P. 113) desertando de las relaciones de producción impuestas por el estado colonial.

Era usual para la época que los pequeños propietarios de tierra –mestizos en su mayoría o blancos pobres- alentaran a los esclavos a la fuga para emplearlos como cargueros o peones en sus fincas, la auto compra de la libertad, la liberación de esclavos improductivos, y de esclavas concubinas fueron algunas de las distintas formas de alcanzar la libertad. Pero esta era en cualquier caso una libertad restringida dado que los recientemente libertos eran vistos con frecuencia como fuente del desorden social, por tal motivo se les impuso “…restricciones a su libertad de locomoción, a la posesión de armas y a la prohibición de contraer matrimonio por fuera de su grupo racial.” Por esta razón muchos de ellos “salieron de las áreas de control hispano.” (Palacios, Safford, p. 134) y para el caso concreto de la villa de Mompox encontraron en las riveras de la ciénaga del Palmar su nuevo hogar.

En la ribera contraria del rio se observaba un paisaje totalmente distinto, donde la naturaleza le proporcionaba a sus pobladores  su objeto de trabajo, puesto que se trataba de la roturación de tierras vírgenes, era un paisaje de libertad, igualdad y fraternidad; donde no se acataban leyes ni las instituciones del estado ejercían control suficiente, la iglesia, el gobierno colonial y los grandes hacendados; elementos de opresión, se encontraban muy lejos, en los alrededores de la ciénaga no existían controles excesivos, por parte de la iglesia ni el gobierno, no existía propiedad sobre la tierra, no existía una división del trabajo. Vivían en verdadera libertad.

 No había matrimonios, ni títulos de nobleza, ni educación escolar, ni determinadas formas de vestirse o alimentarse que estratificara a sus pobladores. En el nuevo hogar la naturaleza era la proveedora de todo lo necesario para vivir, los títulos de nobleza, la educación, la iglesia los vestidos y hasta los modales brillaban por su ausencia.

Valiéndose de los medios de trabajo, los nuevos pobladores de la ciénaga no se adaptan pasivamente a las condiciones naturales del medio ambiente sino que influyen activamente en ellas, las transforman en consecuencia con sus necesidades, creando una “segunda naturaleza” y sobre esta base forman las condiciones sociales –y laborales- de su propia existencia. Aunque debido al pobre nivel de los materiales utilizados en la producción agrícola podemos afirmar que el desarrollo de sus fuerzas productivas era muy bajo para la época.

La colonización espontanea de las riveras de la ciénaga del Palmar coinciden con el desarrollo de la crisis orgánica en las colonias españolas en América, iniciada con las reformas borbónicas del siglo XVIII. Los pobladores de la ciénaga del Palmar se hallaban  al margen del modo de producción colonial, modo de producción que en la región solo se experimentaba en el hatillo de Pijiño propiedad de la familia Mier y Guerra; en los hatos ganaderos y demás empresas coloniales existían una fuerzas productivas representadas en la tierra, las herramientas de trabajo y una relaciones de producción esclavistas y de semi-servidumbre características de las relaciones  patrón-peón para la época en estudio.

Con frecuencia los párrocos de las poblaciones cercanas visitaban el hatillo de Pijiño con el propósito de inculcar entre peones y esclavos desde el pulpito de la capilla, la subordinación total al patrón, para algunos investigadores del pasado como es el caso de S. Kalmanovitz (1995) la iglesia se había convertido para la época en el brazo religioso de la explotación terrateniente.

La única forma de entender las luchas y aspiraciones de los pobladores “libres” de la isla de Mompox y luego emigrados a las regiones circundantes de la ciénaga es observarlos dentro del marco de la formación social. El concepto de formación social es la piedra angular de la comprensión materialista de la historia, este concepto define tanto el sistema de relaciones sociales y de producción, como los intereses (y los sueños) de las distintas clases que conforman determinado sistema.

La poca agricultura que se presentaba era exclusivamente para el sustento de los trabajadores libres y esclavos del hato ganadero. Gran parte del ganado vacuno en forma de carne salada, era enviada a Cartagena para el consumo de los galeones españoles, lo que generaba desabastecimiento de carne y algunos productos agrícolas en la región (Palacios, Safford, p. 127)

En los pueblos de la ciénaga del Palmar el principal medio de producción –la tierra- se halla en manos de toda la sociedad, a diferencia de las relaciones de producción creadas en el hatillo de Pijiño, en el resto de la región sus pobladores han establecido entre ellos relaciones de cooperación y ayuda mutua, entre tanto en el hatillo de Pijiño donde los medios de producción pertenecen a particulares las relaciones de producción son de subordinación y dominación, donde cohabitan relaciones de esclavitud y semi-servidumbre.

Este nuevo proceso de producción en los alrededores de la ciénaga da origen a un nuevo ser social, un ser con un concepto de libertad distinto. Estas familias de haber permanecido en la isla de Mompox se hubieran visto forzados a aceptar esas relaciones desfavorables de producción. Mientras tanto en el hatillo de Pijiño se impusieron las mismas relaciones de producción que en la isla de Mompox, por tal motivo se imponen también entre sus trabajadores libres las mismas ideas, concepciones y aspiraciones de los hombres. El ascenso social.

La fundación del hatillo de Pijiño debió traer consigo un impacto nefasto sobre los bosques de la rivera de la ciénaga, pues, a la tala y quema de inmensos arboles para vender la madera y dar origen a nuevos potreros, se suma el hecho de que  los capataces incentivaban la caza y sacrificio de animales salvajes que pudieran poner en peligro el ganado.[4]

 A mediados del siglo XVIII no se había decidido aún si Santa Marta capital de la provincia debía o no tener iglesia catedral, pues, ya la había contado con ella y por agresión de piratas, -en unas ocasiones- y por la dispersión de su población -en otras-; las autoridades virreinales no habían considerado de mucha importancia la construcción y sostenimiento de una iglesia catedral (Hernández, 2000). Esta situación explica la total ausencia de autoridades eclesiásticas en la región de la ciénaga del palmar, y por tal motivo el poco control ejercido por esta institución, que se ponía de manifiesto en la poca administración de sacramentos como el bautizo y el matrimonio. Estos sacramentos eran administrados rara vez, por clérigos que visitaban la zona con el propósito de rendir informes a sus superiores. De esa forma los obispos conocían la situación de los lugares más apartados a su cargo. Fruto de uno de esos informes el obispo de Cartagena al respecto de los pobladores de la ciénaga decía: “viven separados de los pueblos y tan distantes de la iglesia que ni oyen misa los días de fiesta ni cumplen con la parroquia como lo manda la santa iglesia” (Sánchez, Santos, 2003 P. 112)

Alejados estos pobladores de las pesadas cargas del estado colonial, de la iglesia y los grandes hacendados; Alejados incluso de los conflictos y las intrigas por el poder, los pobladores de la ciénaga del palmar tuvieron que enfrentar otros tipos de problemas, la insalubridad. Esta situación golpeaba fuertemente a sus pobladores hasta el punto que las expectativas de vida no superaban los 50 años en promedio y por otro lado la población infantil se mostraba propensa a altos índices de mortalidad(Alarcón, Conde, Santos, 2002).

Los nuevos pobladores de las riberas de la ciénaga del palmar pardos libres de relaciones señoriales, provenientes de la isla de Mompox, se dedicaban a la siembra de yuca, ahuyama y ñame; estos productos eran utilizados para el consumo de los mismos habitantes e intercambiados por otros provenientes de regiones altas o costeras;  estas actividades fueron alternadas con la cría de animales como gallinas y cerdos y el transporte por la ciénaga hasta el rio y viceversa, los hombres dedicados a esta actividad servían como bogas y canoeros, pero la actividad económica de primer orden fue sin lugar a dudas la pesca, las dificultades para el transporte y  las comunicaciones de la época, nos permite intuir que la dieta alimenticia de los residentes de la zona en estudio era muy poco balanceada y debía basarse principalmente en su propia producción agrícola y pesquera.
En épocas de creciente el asecho de animales depredadores y caimanes diezmaba la población (Arrieta, 2010), es muy posible que el promedio por familia al finalizar el siglo XVIII fuera de cinco personas aproximadamente (Alarcón, 2002), desafortunadamente –hasta este momento- esta investigación no ha tenido acceso a datos estadísticos que nos permitan abordar esta situación de una manera más precisa, dado que en los censos que se realizaron durante los años de 1779 y 1780 no incluyeron a las personas que habitaban las selvas y demás lugares apartados de los centros poblados.

Sin embargo la tradición oral nos ha permitido establecer esta situación como la primera y principal causa  de necesidad de agrupación de las familias que desde mediados del siglo XVIII iniciaron el poblamiento de las riberas de la ciénaga del Palmar.

Los puntos de Pijiño y Cabrera que hasta entonces habían servido el primero de hato ganadero y el segundo puerto para el transporte, les sirvió a los nuevos pobladores para agruparse y constituir así unos muy pequeños centros poblados. La primera dificultad que tuvieron que  enfrentar los nuevos pueblos fue de comunicación, dado que la única vía de transporte era la ciénaga y el rio, pero esta dificultad rápidamente se convirtió en una oportunidad ya que los pobladores de estos puntos se convirtieron en expertos navegantes, hasta el punto de conocer la ciénaga mejor que nadie en la época.

El punto de Cabrera se constituye en un ejemplo típico de las relaciones económicas residuales, distintas a las dominantes y que a pesar de su cercanía a las poblaciones fundadas por Josep Fernando de Mier y Guerra no pudo durante el siglo XVIII ser sometida al control socio-político y religioso del estado colonial dado que los medios de cultivo espiritual –escuela e iglesia- no hacían presencia en estos lugares.

La superestructura colonial no ejerce influencia suficiente en esta región durante los primeros años de su poblamiento, en otras palabras los deseos e intereses de la clase dominante mompoxina no abarcaban el punto de Cabrera. Las clases dominantes entonces buscaban por todos los medios influenciar  las relaciones sociales de la población de tal forma que aparece la necesidad de crear las instituciones necesarias para tal fin. La iglesia es para la época la única institución moldeadora de la conciencia por excelencia y defensora de los intereses del estado colonial. 

Pero los habitantes de Cabrera no estaban interesados en dejarse influenciar –al menos en los primeros años de su poblamiento.-  Una muestra de tal desinterés por las instituciones eclesiásticas, fue la poca diligencia en la construcción de un templo, como si se hizo en otras poblaciones durante los años de su fundación. A los primeros pobladores de la ciénaga no les interesaba la consolidación de autoridades de ningún tipo.  

Las continúas tenciones, guerras civiles y luchas por el poder; comenzaron a afectar de manera negativa los pueblos de la ciénaga del palmar en la segunda década del siglo XIX, hasta el punto que sus pobladores, debieron girar de un lado al otro, según los movimientos de la política decimonónica. Sus residentes eran obligados a cooperar a favor del sector dominante, la gran mayoría de las veces sin conocimiento de la causa que defendían o combatían, por esta razón tuvieron que afrontar en más de un episodio de su historia las retaliaciones de los grupos armados que buscaban imponerse al sector dominante.

El primer ejemplo de estas situaciones lo encontramos en 1812 (tal vez un 17 de octubre), en medio de las luchas por la independencia, los efectos sobre los pueblos de la ciénaga no pudieron ser más nocivos, Pijiño y Cabrera fueron incinerados en su totalidad a manos de las tropas de patriotas momposinos; estos acusaban a los pobladores de la ciénaga de brindarle alimento, hospedaje y transporte a las tropas realistas (Salcedo, 1987. Pág. 128).

A Manera de Conclusión
“Hacer hablar” a los primeros habitantes de la ciénaga del Palmar no ha sido una tarea fácil, pues, las fuentes solo nos informan de los sectores privilegiados de la sociedad colonial, solo estos grupos han dejado huellas lo suficientemente fuertes como para que puedan seguir siendo leídas a través los años. No obstante continuaremos nuestra búsqueda hasta poder concluir esta tenaz tarea.  Iniciar una nueva discusión historiográfica puede ser una tarea igualmente difícil dado que a los sectores dominantes de la comunidad académica, se interesan más por los procesos históricos que abarquen periodos y espacios geográficos más amplios. Rara vez se interesan por periodos cortos y espacios geográficos reducidos que impliquen un trabajo micro-histórico.


Bibliografía

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______Lardreau, G. (1988) Dialogo con la Historia, Madrid, editorial Alianza.

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Salcedo, P. (1987) Apuntaciones historiales de Mompox,  Cartagena, Gobernación de Bolívar




[1] Historiador.
[2] De esta forma confirmamos aquella hipótesis que nos sugiere la tradición oral según la cual los pueblos de la ciénaga comienzan a poblarse a partir del transporte de ganado de una ribera del rio a otra, dada las pocas posibilidades de cría de nuevo ganado en la isla de Mompox.
[3] Los controles por parte de la iglesia debían ser minuciosos según una vieja tradición medieval al respecto ver: Duby, (1991)
[4] La tradición oral afirma que la mayoría de esos árboles eran arboles de Pijiño madera muy fina y apetecida por los constructores de la viviendas. Esta afirmación aun no la hemos podido confirmar.

ESTUDIOS HISTÓRICOS SOBRE LA INDEPENDENCIA DE MOMPOX







El tema de la independencia fue desde los inicios los inicios de la vida republicana un tema que apasionó a numerosos investigadores quienes presentaron su versión de los hechos que dieron al traste con el orden colonial. Eso ha permitido que el periodo de la independencia sea tal vez uno de los periodos de nuestra historia mas estudiados, numerosas “interpretaciones” de los movimientos de independencia nos acompañan desde el inicio mismo de la república, pero en casi todos los casos esos relatos sobre la independencia describieron los acontecimientos del 20 de julio de 1810 en Santa Fe, pasando por alto lo sucedido en numerosas ciudades y villas del virreinato donde se presentaron situaciones similares y que contribuyeron sin duda alguna a la superación del orden colonial en cada una de las regiones.

Pero el desconocimiento de los procesos de independencia provinciales no son la única cuestión de la cual adolece la historiografía tradicional de la independencia, la visión elitista de estos historiadores, la insaciable búsqueda de recrear la vida y el accionar de los “grandes hombres” los llevó a construir una historia vista únicamente desde arriba, que dejó por fuera a amplios sectores de la sociedad que también aportaron de manera decisiva a los distintos procesos de independencia.

Esta época estuvo influenciada por la idea de progreso y el romanticismo derivados de las tendencias liberales en una permanente búsqueda del bienestar material, las oligarquías se atribuyeron la misión de “liberar de la barbarie a las castas inferiores”.
  
Hasta el momento la historia de los procesos de independencia no ha dejado de ser la historia de la clase dirigente[2], ese panorama no se ha podido superar no obstante los avances que la historiográfica colombiana a presentado en las ultimas tres décadas. La historiografía de la independencia de Mompox se encuentra enmarcada en esa misma situación en la que se presentan como lideres, ideólogos, combatientes, etc. a los miembros destacados de la elite para este caso momposina, dejando por fuera a millares de indios, negros, mestizos, zambos, mulatos, etc. que participaron no solo como simples soldados desinformados de los acontecimientos sino que en algunos casos ocuparon grados de importancia tanto en el ejercito patriota como en el realista.

Esta situación es apenas insinuada por la mayoría de los historiadores que se han ocupado de el proceso de independencia de la Nueva Granada y de Mompox,  no deja de ser algo   de lo que la historiografía de la independencia adolece. Este trabajo se propone presentar un balance del estado actual de la historiografía de la independencia momposina en el cual se establezcan fortalezas y debilidades de la misma, tendientes a realizar trabajos que a futuro intenten cubrir temas que  hasta el momento no se han tratado.

Las ciudades y villas del virreinato de la Nueva Granada redactaron actas de independencias y constituciones políticas a la luz de las ideas liberales y de la ilustración, que con mucha fuerza se estaban imponiendo entre las elites criollas, que en el virreinato constituían el poder económico dado que eran en su mayoría descendientes de los conquistadores españoles del siglo XVI.

En Colombia hoy se celebran las independencias de Santa Fe y de Cartagena como fechas festivas, tomando la primera como la independencia del País y la segunda como un importante acontecimiento, pero cada ciudad y villa importante de la naciente república  tuvo su propia independencia; la independencia de santa Fe y la de Cartagena hoy pueden ser vistas como las más importantes pero tanto la historiográfica como la tradición -a mi modo de ver-  ha sido injusta con la independencia de Mompox que fue la primera villa en declarar su independencia total de España situación que le trajo problemas a su clase dirigente.

Al respecto se han escrito algunos trabajos que dan cuenta  del proceso de independencia de Mompox en el marco –en casi todos los casos- de coyunturas regionales o nacionales. Citaremos entonces trabajos de historiadores destacados que le han cedido importantes espacios de su producción a recrear de manera general el proceso que trajo como resultado la primera declaración de independencia total de España que pueblo alguno firmara en nuestro Territorio.

El primer trabajo con el que nos encontramos es el realizado por don Pedro Salcedo del Villar Apuntaciones Historiales de Mompox[3], texto publicado por primera vez en 1938 y reeditado en 1987 por la gobernación de Bolívar a propósito de los 450 años de la fundación de Mompox, en el realiza una minuciosa descripción de cada uno de los hechos considerados por el autor como importantes, que van desde los primeros pobladores indígenas de la isla de Mompox, pasando por la conquista hasta los hechos de la independencia, a los que le dedica los últimos dos capítulos de este trabajo.  Don Pedro Salcedo, inicia sus relatos sobre el periodo de la independencia a partir del de los hechos del 10 de agosto dem1809 en Quito, que según el autor inspiraron las siguientes pretensiones de l dirigencia momposina creándose a partir de ese momento una confrontación entre criollos y peninsulares. Los detalles de este relato llegan hasta el punto de dar fechas y horas exactas.

En 1976 Roberto Tisnes pública La Independencia de la Costa Atlántica[4], el libro es una serie de relatos organizados más o menos de forma cronológica, lo relacionado con la independencia de Mompox se halla principalmente en la primera parte de libro en el punto doce. Su principal fuente parece ser el libro de Pedro Salcedo  y es un resumen de los dos capítulos que este le dedica a los sucesos de la independencia de Mompox.

Comienza su narración expresando que fue esta una población pionera en la lucha por la independencia con la posesión de los alcaldes de primer y segundo voto a los que adjudica la responsabilidad de los actos que condujeron a la independencia momposina. De ahí en adelante el texto es un desfile de personajes enfrentamientos y batallas donde en todo momento se destaca el heroísmo y la importancia que tuvieron las luchas por la independencia en Mompox como aporte a la independencia del nuevo reino. Creo que al  profesor Tisnes no se escapa un solo personaje, una sola fecha, un solo acontecimiento. Este trabajo esta destinado principalmente a la independencia de Cartagena y a las luchas de esta con Santa Marta o Mompox, para el autor la independencia es una lucha de la libertad contra la opresión y la tiranía debe ser sin embargo consulta obligada para todos aquellos investigadores que quieran acercarse al pasado de la provincia de Cartagena.

En los últimos treinta años investigadores inspirados en la historiografía inglesa, francesa y norteamericana han realizado estudios que ayudan a entender los procesos de independencia de una manera un poco más amplia, apoyados en otras fuentes han relatado situaciones que hasta entonces  habían permanecido por fuera del discurso histórico de la independencia. Aunque como veremos a continuación la mayoría de ellos no se ha separado definitivamente del discurso acontecimental  de don Pedro Salcedo del Villar.

Apenas iniciando este recorrido cronológico nos encontramos con el trabajo del profesor Orlando Fals-Borda Mompox y Loba[5] en el que halla las causas de la descomposición del orden colonial en el surgimiento de la burguesía comercial, la subversión del orden social y la revolución violenta movida por ideas liberales y proyectos políticos democráticos. El periodo de transición política del siglo XIX se caracteriza por el inicio de la acumulación de capital. De igual forma por esa época estaba creciendo una pequeña clase trabajadora libre de vínculos señoriales y esclavistas. Con el siglo XIX aparece la subversión en las ciencias, las artes, la educación y estas estallan en los movimientos revolucionarios de 1809-1810 que trajeron como consecuencia la independencia absoluta de Mompox, el autor aprovecha para teorizar acerca de lo que significa sociológicamente el concepto  subversión. A parte de los personajes que lideraron el movimiento de independencia y que ya son conocidos, el profesor Fals destaca nuevos personajes como Manuel del Socorro Rodríguez quien…
Para el profesor Fals la expedición botánica se convirtió en un semillero de ideas libertarias para el la ciencia y la educación fueron elementos que en Mompox motivaron la independencia. Sin embargo señala que la independencia no constituyó una verdadera revolución social ya que los elementos característicos de la economía y la sociedad colonial permanecieron por muchos años más  critica por tanto la visión de muchos historiadores de ese periodo a los que califica de mantener una visión romántica. En el caso de la región momposina no hubo cambios importantes de orden socia y económico que pudieran para la época calificarse de revolucionarios.

A diferencia de la mayoría de los estudiosos de este periodo Orlando Fals-Borda se separa de los relatos puramente anecdóticos, de la descripción de batallas y biografías heroicas para encontrar las causas del movimiento políticos que trajo como consecuencia la independencia en factores sociales y económicos concretos como lo es el acenso de la burguesía comercial la aparición de un grupo de trabajadores libres y la vocación contrabandista de la dirigencia política de los momposinos.

David Peñas editó  un tratado de historia exclusivamente de Mompox al que se le dedica casi su totalidad a las guerras de independencia[6]. No es un libro de historia en el estricto sentido del termino, es más bien una cartilla donde apoyados en caricaturas resaltan fechas, acontecimientos y personajes que protagonizaron la historia de Mompox. El periodo que podemos denominar de la independencia se inicia en la obra de Peñas con la apertura del Colegio-Universidad San Pedro Apóstol en 1809 donde pudieron haber germinado o difundido las ideas liberales que motivaron el movimiento de independencia que hicieron que Juan Fernández de Sotomayor se retirara de la dirección del Colegio para dedicarse de tiempo completo a los asuntos políticos.

Luego el mismo David Peñas pero esta vez en 1994 publica Espacio, Poblamiento y Sociedad en la Región Momposina,[7] en donde el profesor Peñas hace referencia más a los aspectos geográficos de la época, por lo cual advierte acerca de hechos de desplazamientos ocurridos en la región a causa de las guerras de independencia, durante esta época –señala el autor- se ocuparon regiones que hasta el momento habían  permanecido despobladas. Ubica  los orígenes de la tradicional rivalidad entre Mompox y Cartagena  en una antigua intención del entonces virrey Amar en crear una nueva provincia cuya capital estaría en Mompox, intenta explicar las razones que motivaron la declaración de absoluta independencia de España, movimiento que fue mal visto por los dirigentes políticos de Cartagena esta seria la principal razón –según el profesor Peñas- el hecho de que el cabildo estuviera controlado por contrabandistas, ya que la idea de crear una nueva provincia buscaba en cierto modo controlar el comercio ilegal, este trabajo también trata las contradicciones entre momposinos y cartageneros que -según el autor- se manifiestan en la propuesta de independencia absoluta vs incrustarse en las estructuras del gobierno colonial. Este hecho generaría la primera guerra civil desde la independencia.

El profesor Peñas no se divorcia del todo de la historia heroica de las batallas sus relatos giran en torno a los “personajes destacados” que protagonizaron este periodo, aunque según nuestra opinión también hay que abonarle el aporte hecho al periodo acerca de la condición de desplazamiento a la que se vieron sometidos tal vez centenares de familias vinculadas en mayor o menor grado a las guerras de independencia y luego a las numerosísimas guerras civiles que el país y la región momposina tubo que afrontar.  

Adelaida Sourdis publica en 1994 ruptura del estado colonial y trancito hacia la república[8]  donde explica como en Mompox a causa de su privilegiada situación geográfica se ubicó una elite terrateniente tal vez la más rica de la región y de todo el virreinato junto a ellos funcionarios reales y clérigos todos peninsulares. Además señala que las aristocracias de Mompox, Cartagena y Santa Marta se encontraban emparentadas, tal vez razón por la cual a finales del siglo XVIII se crean sobre todo en Cartagena y Mompox clubes y tertulias políticas donde se debatían las ideas liberales  las noticias de lo que estaba sucediendo en Europa, los conceptos de igualdad, libertad y soberanía popular.

La profesora Sourdis  muestra como en Mompox nace el partido de los “Regidores” del cual hicieron parte Pantaleón de Germán Ribón  Vicente Celedonio Gutiérrez de Piñeres y José María Gutiérrez rector del real colegio de San Pedro Apóstol, quienes difundían información extranjera sobre la caída del rey de España bajo Napoleón Bonaparte y conspiraban contra las autoridades. En Mompox se publica un catecismo completamente subversivo en el cual se demuestra la ilegalidad de la dominación española y las tesis de soberanía popular. Plantea también la fecha exacta de la proclamación absoluta de independencia de  España el seis de agosto de 1810 destacando que fue el primer lugar en todo el virreinato donde ocurrió un acontecimiento político semejante, muestra como esta hazaña le costó a los hermanos Piñeres persecución y  muerte pues, los cabildantes de Cartagena no estuvieron de acuerdo con la ruptura total con España y reprimieron el movimiento a sangre y fuego y pusieron presos a los hermanos Piñeres.

Para la autora durante el posterior periodo de reconquista Mompox y Barranquilla eran los puntos geoestratégicos para el dominio del río y por tanto de la comunicación entre los puertos de salida y entrada del país con el interior del mismo.

Alfonso Munera en Ilegalidad y Frontera 1770-1800[9] da cuenta del momento en el que en Mompox y Cartagena principalmente surge un poderoso grupo mercantil que buscaba vincularse a la economía mundial , los impedimentos de la corona y los funcionarios reales para darle predilección a los comerciantes peninsulares, cubanos y puertorriqueños, explica  -según el profesor Munera- el inconformismo de las oligarquías momposina y cartagenera, terreno abonado para el surgimiento de nuevas ideas que procedían de las colonias francesas en el caribe.

Desde mediados del siglo XVIII Mompox presenta un periodo de prosperidad que a finales del mismo siglo sufre una caída vertiginosa, los descendientes de los conquistadores españoles se ubicaron principalmente en Mompox y Cartagena convirtiéndose en nobles miembros de la aristocracia provincial. Muestra como Mompox fue objeto de numerosas inmigraciones desde Cartagena luego de la inminencia de ataques piratas, a finales del siglo XVIII Mompox era una de las cuatro ciudades donde se radicaron los principales comerciantes con negocios con España y además trancito obligado para aquellos que estaban interesados en llevar mercancías al interior del virreinato.

El auge de Mompox durante el siglo XVII fue tal que esta ciudad se sostenía a si misma y contribuía con el sostenimiento de Cartagena, este periodo ve nacer a una pequeña sociedad ilustrada que luego se convierten en los elementos que difunden el germen de la independencia.

Rodrigo Isaza publicó un libro en 1999 Centralismo y Federalismo[10] donde le dedica un ítem del segundo a capitulo a la constitución  política redactada y proclamada en Mompox a la que califica como un simple “decálogo de buenas intenciones” pero destaca de sus lideres sus intenciones revolucionarias colocándolos a la vanguardia del movimiento independentista de la nueva granada por haber proclamado la independencia absoluta de España antes que cualquiera otra ciudad del nuevo reino y su acta de independencia de manera solemne el 17 de septiembre de 1812.

El profesor Jorge Conde publicó también en 1999 Espacio, Sociedad y Conflicto en la Provincia de Cartagena 1740-1815[11] trabajo donde pone el énfasis principalmente en el enfrentamiento entre Cartagena y Mompox no solo en lo militar sino en lo político e ideológico, aunque no se divorcia del todo de lo anecdótico y lo acontecimental, su relato gira en torno a los “protagonistas” de la época es decir los dirigentes de los partidos Aristócrata y radical. En libro del profesor  conde encontramos una imprecisión –que puede ser un error de impresión- al ubicar la independencia de Mompox el 16 de agosto existe caridad acerca del día 6 de agosto de 1810. El profesor conde muestra como los patriotas y realistas estuvieron enfrentados todo el tiempo hasta iniciada la reconquista, se organizaron eventualmente guerrillas que buscaban subvertir el orden republicano abrazando la causa realista. Este fue el caso de los departamentos del sur de Cartagena que no aceptaron los altos tributos que el nuevo gobierno cobraba para sostener la guerra contra Manta Marta. 

Ernesto Bassi[12] publicó en el año 2007 Raza, Clase y Lealtades Políticas Durante las Guerras de Independencia en las Provincias de Cartagena y Santa Marta, en donde realiza una serie de descripciones socio-económicas de las provincias de Cartagena y Santa Marta en la que reiteradamente señala a Mompox como el centro poblado de la provincia más importante después de Cartagena, debido a su estratégica posición geográfica que la convertía en el primer puerto sobre el rio Magdalena principal vía de comunicación del virreinato. Esta situación la convertía en un centro urbano y comercial muy importante  por el que atravesaban comerciantes, terratenientes, funcionarios públicos, religiosos, etc. Muchos de estos peregrinos llegaron a fijar en Mompox su residencia, esa misma razón explica por que Mompox se convirtió en un centro de recepción de las ideas liberales que a su vez motivaran las ideas de la independencia.

Muestra como Mompox se convirtió también en un importante punto que permitía el control sobre el río Magdalena, tanto autonomistas como realistas sabían quien controlaba Mompox y Barranquilla controlaba el acceso al interior del virreinato. De igual forma el profesor Bassi muestra la importancia que tuvieron las publicaciones a la hora de difundir las ideas de la independencia y señala concretamente el periódico Argos Americano que se difundió principalmente en Cartagena Y Mompox otra obra importante según el profesor Bassi fue el catecismo de instrucción popular del clérigo Juan Fernández de Sotomayor. La difusión de este tipo de publicaciones ayudó a que los hombres libres de color se identificaran con la independencia.

El profesor Ernesto Bassi se distancia un poco de la lluvia de halagos a la que la historiográfica de este periodo nos tiene acostumbrados y explica de una manera rápida las razones por las cuales los indígenas en su mayoría de la provincia de Cartagena habían optado por apoyar a los funcionarios reales adjudicándole entre otras razones el trato que los criollos la mayoría de estos terratenientes daban a los indígenas…

Las revoluciones de independencia en el territorio que hoy corresponde a Colombia presentaron una serie de motivaciones comunes,  la mayoría de los autores preocupados por este periodo sin importar la escuela historiográfica  a la que pertenezcan han llegado a este consenso; pero también se presentaron otro tipo de motivaciones que podemos denominar específicas de cada una de las ciudades y villas  que no han sido suficientemente estudiadas y merecen también la atención de los historiadores preocupados por este periodo tan importante de la historia, por ser este el inicio de nuestra vida republicana. Esas motivaciones en el caso de la Villa de Mompox iban en torno de la legalización del tráfico de ciertas mercancías que como lo expresó Orlando Fals-Borda y algunos otros investigadores tuvieron siempre las políticas de la corona en contra.

Sin embargo no se ha profundizado lo suficiente en cuanto a este tema, considero que un periodo de transiciones tan importantes en el aspecto político




[2] Lucy Nieto de Samper, “La historia patria a sido la de su clase dirigente” entrevista a Jaime Jaramillo Uribe, en El Tiempo, Bogotá,  domingo 10 de noviembre del 2002
[3] Pedro Salcedo del Villar, Apuntaciones Historiales de Mompox,  Cartagena, Gobernación de Bolívar,  19 87
[4] Roberto Tines, La Independencia de la Costa Atlántica, Bogotá, ed. Kelly, 1976
[5] Orlando Fals-Borda, Mompox y Loba Historia Doble de la Costa,
[6] David Ernesto Peñas, Efemérides de Mompox hombres, hechos y fechas,  Cartagena, Espitia impresiones, 1987
[7] David Ernesto Peñas, Espacio, Poblamiento y Sociedad en la Región Momposina,  Cartagena,             Ed. Malibú, 1994
[8] Adelaida Sourdis, “Ruptura del estado colonial y transito hacia la república” en Adolfo Meisel (editor)Historia Económica y Social del Caribe Colombiano, Bogotá ed. Uninorte
[9] Alfonso Múnera, “Ilegalidad y Frontera 1770-1800”, en Adolfo Meisel, Historia Económica y Social del Caribe Colombiano, Bogotá ed. Uninorte
[10] Rodrigo Isaza,  Centralismo y Federalismo, Bogotà, el Ancora ed., 1999
[11] Jorge Conde, Espacio, Sociedad y Conflictos en la Provincia de Cartagena 1740-1815, fondo de publicaciones U. Atlántico, 1999
[12] Ernesto Bassi, “Raza, Clase y Lealtades Políticas Durante las Guerras de Independencia en las Provincias de Cartagena y Santa Marta”, en Gustavo Bell Lemus, (compilador) La Región y sus Orígenes Momentos de la Historia Económica y Política del Caribe Colombiano, ed. nomos