La
noticia de la instauración de una junta de gobierno americano en la ciudad de
Quito despertó en el pueblo de la villa de Mompox mucho entusiasmo, los
repiques de campana ordenados por el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor
generaban gran alboroto en el grueso de la población conformada en su mayoría
por zambos, negros y mestizos. Es fácil suponer que la mayoría de ellos
desconocía el significado o las implicaciones que un acto semejante podía
tener, aunque también es sabido que muchas de las ideas de la ilustración habían
llegado a Mompox a través de comerciantes franceses que procedía de las
Antillas. Los que si conocían las implicaciones de semejante movimiento la
minoría ilustrada entre los que se contaban los miembros del cabildo y el padre
Sotomayor quien era egresado del colegio de san Bartolomé centro de educación
superior de la ciudad de santa Fe.
No
obstante el gran compromiso que el cura-vicario sentía por la causa republicana
en algunas ocasiones se le vio por motivos de su dignidad obligado a confiscar
documentos y otros papeles, para ser incinerados pues habían sido considerados
por el tribunal de la inquisición como subversivos. Estas quemas se llevaron a
cabo al menos en una ocasión en el convento de san Agustín; sin embargo las
autoridades realistas no confiaban en el padre Sotomayor, pues, en la villa
todos sabían de la afinidad política que existía entre el padre y algunos de
los dueños de esos documentos, reconocidos ampliamente como partidarios de la
causa republicana.
Cada
noticia recibida en la villa relacionada con la instauración de juntas americanas
de gobierno generaban gran alboroto, la mayoría de las veces convocados por
orden del cura-vicario a través del repique de campanas. Esta muestra era una
señal recibida por el pueblo como un acto de piedad religiosa, tal vez esto
explique la abundante participación de las masas de pardos libres en las luchas por la independencia. Quienes se
mostraban convencidos de una causa que obviamente desconocían en detalle,
debido a la poca ilustración con la que contaba el pueblo de la villa de
Mompox.
El
acta de independencia se promulgó al pueblo de Mompox en la plaza del convento
San Carlos, evidentemente intentaban distanciarse de las acusaciones que la
iglesia oficialista realizaba contra aquellos partidarios de la independencia,
quienes a menudo eran calificados de ateos, afrancesados, etc. razón por la
cual utilizaron como frase representativa de su movimiento la expresión “Dios y la independencia”.
No
obstante el respeto que se mantuvo por las insignias sagradas debido a que se
consideraba el movimiento por la independencia como un acto de piedad, el
pueblo se fue lanza en ristre en
contra de los instrumentos de tortura utilizados por el tribunal de la
inquisición. Esta distinción entre una y otra faceta de la iglesia y a
sabiendas de que el pueblo se encontraba dirigido por el cura-vicario de la
villa, nos permite sugerir la posibilidad de la existencia de una ruptura
previa en la iglesia de la gobernación de Cartagena; por una lado la
oficialidad realista y por otro lado una especie de disidencia que se mantenía
de cara a las gentes, un sector de la iglesia alternativo que se oponía a
constituirse en un simple órgano de opresión política que era en lo que se
había convertido el tribunal de la inquisición.
Mientras
tanto la creciente feligresía luego de cada acto que los acercaba a cumplir sus
sueños de libertad agradecía a Dios en
la iglesia principal, entonando el canto del Te-Deum donde la asistencia era
masiva, otra vez convocado por el padre Sotomayor quien siempre se mostraba
como la cabeza visible de la iglesia no obstante sus otras ocupaciones, docente
y político.
Pero
las determinaciones tomadas por el cabildo comenzaron a caer mal en el grueso
de la población, pues, estas habían sido tomadas a puerta cerrada, las gentes
en la villa esperaban que las decisiones trascendentales se siguieran tomando
mediante la figura del cabildo abierto o mejor esperaban tener participación
directa en ellas, esperaban que los tuvieran en cuenta de la misma forma como
los utilizaron al momento de expulsar a las autoridades españolas; “la
intervención del pueblo sobrepasaría los límites previstos por los demagogos”(Conde
1999)
Esas
circunstancias trajeron consigo manifestaciones de descontento e inconformismo
que generó desordenes y protestas en la puerta del cabildo. De igual forma como
se había agitado a las masas de pardos, se debía intentar apaciguarlos y ¿quien
mejor persona que el padre Sotomayor que también había sido responsable en gran
parte de su sublevación? El profesor Pedro Salcedo del Villar el clásico
historiador de la villa de Mompox manifiesta como el mismo padre Sotomayor se “hizo
responsable” de la conducta y comportamiento de sus feligreses. Fue entonces
delegado por la junta para apaciguar los ánimos del pueblo que se había
acostumbrado a que contaran con ellos a la hora de tomar decisiones.
La
llegada del arzobispo de Santa Fe ayudaría a calmar los ánimos del pueblo
mompoxino. Este hecho nos ayuda a confirmar la hipótesis según la cual el
movimiento por la independencia de Mompox fue percibido por las gentes más como
un acto de piedad, que como un acto netamente político. El arzobispo Joan
Bautista Sacristán dirigiéndose a las gentes desde los púlpitos de sus iglesias
y hospedado en el convento de los franciscanos…
Actos
de piedad que se mezclaron con actos políticos, eran convocados permanentemente
por el padre Sotomayor. A la parroquia principal era convocado el pueblo para
despedir y homenajear a los mompoxinos caídos en los combates por la defensa de
las ideas de la independencia, primero contra los ejércitos de Cartagena y las
resistencias fieles al rey y luego contra los ejércitos realistas de
reconquista se presentaban por doquier.
Esos actos de piedad eran aprovechados y
convocados por el cura-vicario para incitar al pueblo a levantarse en su propia
defensa y “evitar nuevos sacrificios” (catecismo), a enlistarse en las tropas
republicanas o al menos a colaborar económicamente con las viudas y huérfanos
de estos enfrentamientos. Los púlpitos se convirtieron sin lugar a dudas en el órgano de difusión y defensa de las ideas republicanas, en una sociedad poco
instruida donde la impresión de periódicos no hubiera generado los mismos
resultados, por ser esta una población mayoritariamente analfabeta.
Pero
si la tarea del padre Sotomayor desde el púlpito era entre otras adoctrinar al
pueblo en las ideas de la independencia, los hijos de la aristocracia criolla
se les impartía esta información a través del colegio-universidad San Pedro
Apóstol; quien en ausencia de su rector doctor Gutiérrez quien se tuvo que
ausentar de la villa, quedó a cargo el cura-vicario Juan Fernández de
Sotomayor. Pero en cuanto a sus aportes hechos en materia educativa es preciso
resaltar la redacción y posterior publicación del catecismo o instrucción
popular, editado primero en 1814 y luego en 1820; a través del cual buscaba
crear una pedagogía ciudadana tendiente a establecer un pasado, una cultura y
unos intereses comunes; que permitan a los nuevos ciudadanos sentirse
pertenecientes a un nuevo pueblo a una nueva nación. El método catequístico
aparece en el siglo XVI pero con connotaciones estrictamente religiosas, solo
en el siglo XIX este se convierte en un medio de difusión de ideas políticas.
En Colombia este catecismo político fue pionero y en la América española, constituyó
la más fuerte crítica al dominio colonial; razón por la cual fue perseguido por
la inquisición y luego por Pablo Morillo en tiempos de reconquista.
luego
de que la junta primera de Cartagena ordenara a sus ejércitos marchar contra
Mompox, orden que se cumpliría con relativa facilidad, fueron encarcelados
muchos de los líderes del movimiento que se mantenían en la villa entre ellos
el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor, pero también otros sacerdotes
reconocidos ampliamente por incitar al pueblo en la participación del
movimiento del 5 y el 6 de agosto de 1810; entre ellos se encontraba el
agustino fray José Antonio Solórzano y el padre Juan Francisco Ibarra.
Luego
de la definitiva declaratoria de independencia de Cartagena el 11 de noviembre
de 1811, el padre Sotomayor fue puesto en libertad y encargado por la nueva
junta para llevar a los mompoxinos un mensaje de paz ya que la diferencia entre
ambos pueblos había acabado.
Fue
escogido el párroco, ninguno de las decenas de hombres que por la misma causa
habían sido no solo encarcelados sino también desterrados y confiscados muchos
de sus bienes. Los miembros de la junta de Cartagena sabían perfectamente del
respeto y aprecio que el padre Sotomayor despertaba en el pueblo de la villa.
Con el regresaron a su hogar decenas de hombres que al igual que el padre
Sotomayor habían sido arrestados por su participación en los movimientos que
inspiraron la absoluta independencia de España.
Una
vez estrechados los lazos de paz entre las dos principales poblaciones de la
naciente república de Cartagena, se convocó a una convención general que
tendría como objetivo la redacción de la constitución política, a la que cada uno
de los departamentos debía enviar sus delegados. Por el departamento de Mompox
asistirían siete delegados escogidos por electores nombrados. Uno de los
diputados seria el cura-vicario Juan Fernández de Sotomayor. Esta constitución
de 1814 fue una revisión de la anterior
redactada en 1812 para resaltar podemos
decir que en esta carta Cartagena se declara provincia y no estado
independiente. (Izasa, 1999.)
Un
hecho característico de este periodo de la primera república fue el tránsito
por esta población de todos los españoles y otros afectos a la corona que
fueron expulsados y que se dirigían de regreso a España. En más de una ocasión
se presentaron enfrentamientos entre quienes querían agredirlos y quienes
buscaban a toda costa se les respetara la vida y la integridad, a aquellos
quienes retornaban a su país. El padre Sotomayor estuvo como es natural siempre
impulsando el respeto a la integridad de quienes eran expulsados.
Luego
de la llegada de las tropas de reconquista se le hizo jurar como es costumbre
al pueblo fidelidad al rey Fernando VII quien había sido restituido en el
trono. En los documentos a los que tuvimos acceso no encontramos entre los
clérigos al cura-vicario Juan Fernández, lo que nos permite pensar que este se
encontraba fuera o simplemente había huido como ya lo habían hecho otros
dirigentes de la independencia.
Todo
el pueblo pero sobre todo el clero de la provincia de Cartagena era sospechoso
de insurrección, gracias a la fama que durante esos años acumuló el padre
Sotomayor; sin embargo no todo el clero era partidario de la república, el caso
del canónigo Marimón otro sacerdote el padre Gervacio del Toro que sería
también cura-vicario de la villa de Mompox, luego de la aprehensión del padre
Sotomayor habría calificado a este de agitador, este tampoco era amigo de la
causa de la independencia. Este mismo cura habría permitido el saqueo de los
tesoros de los templos por parte del ejército realista al momento de su partida
definitiva, los curas de Chinú , y Sampués Jorge y Pedro Antonio Vásquez, dirigieron
la resistencia realista en esa región depusieron corregidores y juraron
fidelidad al rey Fernando VII antes incluso de la llegada de los ejércitos de
reconquista.
El
padre Juan Fernández habría suspendido su ejercicio sacerdotal para vincularse
como representante al congreso de la nueva granada, este sería su último
presidente. Luego de ese fallido intento por construir un estado, el padre Juan
Fernández fue puesto prisionero una vez más, en esta ocasión por parte de los
ejércitos realistas de reconquista, el padre Sotomayor tuvo que retractarse de
de sus ideas, y gracias a su condición de clérigo su vida fue respetada y
enviado a una pequeña población alejada del agitado ambiente político de ese
momento.
Luego
de la expulsión definitiva de las autoridades españolas, el padre Juan
Fernández regresó a Mompox como párroco y unos años después en 1832 ordenado
obispo.
Luego
de la instauración de la república de Cartagena el padre Juan Fernández de
Sotomayor y Picón se alineo como era de suponerse del lado del partido radical,
junto con el padre Manuel Revollo y los hermanos Celedonio, Gabriel y Germán
Gutiérrez de Piñeres; quienes representaban unas ideas totalmente opuestas a
las de sus adversarios políticos, por ejemplo al hablar de libertad la
entendían como habría sido entendida en su momento en el contrato social, o en
palabras del historiador barranquillero Jorge Conde “individuos iguales bajo
una misma ley”(Conde ), estas posturas fueron fuertemente criticadas por la
aristocracia cartagenera y neogranadina quien la calificaba como “dogma
destructor del orden social” en los miembros del partido radical se nota una
importante influencia del Contrato Social, para el padre Sotomayor la nación
era el pueblo, y la constitución era un pacto fundador de una nueva sociedad,
fundamentada en la razón; el padre creía firmemente en la construcción de una
sociedad conformada por hombres libres e iguales. Al principal líder de este partido
se le veía todo el tiempo rodeado de pardos negros y mulatos, hecho que causaba
indignación en los otros sectores de la aristocracia cartagenera. El decidido
apoyo que el partido piñerista le diera a Bolívar en su famosa campaña
admirable sirvió para que a este lo identificaran con las ideas de este partido
en el estado de Cartagena de Indias.