Somos
del criterio de que ningún enfoque reúne condiciones totales para constituirse
en único modelo a seguir, contrario a
esto pensamos que cada teoría es capaz de aportar métodos que pueden ser usados
con éxito en nuestro contexto, mientras que otras pueden no solo ser negativas
sino que hasta determinado grado consideradas como peligrosas. Esta heterodoxia
con respecto a los modelos pedagógicos es una carta de respaldo y confianza a
la libertad y creatividad a los docentes, en desfavor de la ortodoxia que a nuestro juicio limita, mutila el crecimiento
y la creatividad misma, cada modelo pedagógico es el resultado de juiciosos
estudios realizados por hombres y mujeres expertos en el tema de la pedagogía y
la educación, pero ninguno de estos fue pensado con pretensiones universalistas
es decir fueron diseñados para un momento histórico y para un espacio
geográfico determinado, con el propósito de dar solución a unos problemas especificos (
que pueden o no ser los nuestros). Entendemos por modelo pedagógico, el
conjunto de representaciones de las relaciones propias del acto de enseñar.
Algunos
modelos pedagógicos a lo largo de la historia de esta disciplina, se han
trazado como principal objetivo contribuir a la formación de determinado tipo
de hombre y mujer, participes de una
sociedad determinada, los modelos pedagógicos se han enfrentado en relación a
esta problemática, de tal forma, que no
debemos observar ningún modelo pedagógico de forma ingenua, pues todos ellos
llevan detrás un interés político (unas veces abierto otras veces encubierto)[1] no
hay una pedagogía neutral todas tienen sus propios intereses.
Encontramos
modelos pedagógicos como el tradicional que menospreciaba la figura y la
función del estudiante, posteriores modelos pedagógicos que sobrevalorando el
papel del estudiante depreciaba la tarea del docente hasta el punto de
definirlo como una simple “guía de procesos”.
Requerimos un modelo pedagógico
que garantice una síntesis dialéctica que le entregue el papel preponderante
tanto a maestros como estudiantes, entendiendo que ambos elementos son
indispensables en este proceso. En nuestro contexto se requiere una práctica
educativa que se centre en el desarrollo de las dimensiones humanas (analíticas,
socio-afectivas y práxicas). Esta síntesis dialéctica hará entender que el
conocimiento no se construye en el aula sino fuera de ella.
[1] De
Zubiría Samper Julian, Los Modelos
Pedagógicos. Hacia una pedagogía dialogante. Bogotá 2006 ed. Magisterio, Pág
39