Con preocupación
estamos presenciando como la tarea del historiador viene siendo suplantada por
algunos otros investigadores, que aunque serios en sus respectivos oficios, no
se hallan obligados por sus disciplinas a exponer sus conclusiones sobre el
pasado con el rigor al cual nos encontramos sujetos -por propia voluntad- los historiadores y profesores de historia. Periodistas, literatos, guionistas de cine y
televisión están contando la historia de
una forma que todos la están entendiendo, tal cual y como este (o los que tras de él se encuentran) la quiere mostrar,
nadie pregunta de dónde sacaron la información pero de manera desprevenida la
mayoría de sus lectores o más bien televidentes la dan por cierta.
Este
trabajo será presentado en el seminario Tecnologías e Innovación en la
Enseñanza de la Historia y tiene como propósito realizar una síntesis de los
autores que en esta parte del seminario hemos tratado, consideramos de mucha
importancia la utilización de modernas herramientas para la investigación y
enseñanza de la historia hoy.
Sin
lugar a dudas nos encontramos inmersos en una época de cambios muy profundos,
sobre todo en lo que tiene que ver con las comunicaciones y la información.
Aquellos modos de vida que los sujetos de mi generación vieron en los años
ochenta a través de las tiras cómicas, son en este momento una realidad, las
video conferencias, la mensajería instantánea, el acceso a toda la información
existente a tan solo un “clic” son hoy cuestiones cotidianas a las que cada vez
más personas tienen acceso.
Las
disciplinas científicas (y las que no son consideradas como tal) están cada vez
más apoyadas en las TICs, eso garantiza un mejor desarrollo de su trabajo, pero
sobre todo la exposición de mejores resultados. Podemos afirmar sin miedo a
equivocarnos que todo en este momento se encuentra sometido al imperio de las
TICs; hoy en educación -por
ejemplo- los métodos o paradigmas que no
se hallen apoyados en TICs son ya considerados obsoletos. Una clase de geografía apoyada en una vieja
lamina en donde pueden aparecer países extintos y haga falta estados jóvenes no
es una opción, tampoco las instituciones educativas creo podrían estar
dispuestas –aun cuando cuenten con altos presupuestos- a tener en sus mapotecas centenares de
laminas que den cuenta de los límites
fronterizos de los estados siendo que estos cada vez varían mas. Las
comparaciones de los mapas antes y después de las guerras son uno de esos
factores que imposibilitan la enseñanza de la historia a través de
láminas. Hoy es mucho más fácil
presentar estos cambios siempre y cuando se cuente con los recursos mínimos
para este fin. Lo anterior es apenas un ejemplo pequeño de los resultados que
pueden significar los usos de herramientas tecnológicas en una clase de
historia para estudiantes de secundaria.
Otro
ejemplo interesante podría ser la comunicación que se establece con los
estudiantes dentro pero sobre todo fuera del aula, sabemos que los jóvenes le
dedican mucho tiempo a las redes sociales, y hasta cierto punto esto podría
utilizarse en favor de establecer un contacto con los alumnos de forma
agradable, para ellos y a la vez beneficioso para el trabajo docente y productivo
para su propio proceso de aprendizaje. El profesor Nicolás Quiroga[1] nos advierte sobre “el
papel de las nuevas tecnologías en el quehacer historiográfico” y nos propone
el blog como una forma sencilla de publicar adelantos de trabajaos de
investigación; en el aula escolar este puede utilizarse como forma de
comunicación virtual con los estudiantes, a la vez que siendo un poco
didácticos incluso podría ser esta una interesante forma de los más jóvenes se
acerquen más a ciertas lecturas.
Pero
esta no será una tarea fácil más aun cuando existe tanta resistencia a estos
cambios, sobre todo por parte de algunos
historiadores o profesores de historia que prefieren mantenerse en su zona de
confort o que no cuentan en sus lugares de trabajo cono acceso a las
herramientas que les permita desarrollar su tarea académica bien sea
investigativa, docente o ambas de la
manera como el día de hoy lo exige. Al respecto la profesora Stefanía Gallini
nos llama la atención sobre la importancia del uso de las nuevas tecnologías en
el “investigar, comunicar conocimiento,
conservar fuentes históricas, analizarlas y enseñar crítica e históricamente”[2] o en otras palabras la
utilización de las TICs en la tarea del historiador de hoy; a estos
investigadores del pasado los denomina “digitales” entonces ¿los profesionales
en otras disciplinas que hagan uso de las herramientas propias del momento
histórico en el vivimos serán denominados digitales? ¿Deberíamos hablar
entonces de maestros, ingenieros, juristas, médicos, teólogos, o poetas
digitales? Creo que estamos en un momento en el que se nos “obliga” so pena de
quedar relegados u obsoletos a “ponernos al día” con las nuevas tecnologías
para facilitar nuestro trabajo y comunicarlo también de una manera agradable y
sencilla.
Cada
vez son más las bibliotecas y los archivos que suben sus fondos a la red para
la consulta de los interesados, este sabemos es una iniciativa aun
insipiente, sin embargo, sabiendo lo veloz que avanza la tecnificación
de estos lugares debemos tener la confianza de que dentro de muy poco tiempo,
no será necesaria la visita del investigador al archivo o a la biblioteca, solo
será necesitara contar con las herramientas
para ingresar de manera virtual a los fondos de esos lugares y realizar
una tarea igualmente efectiva solo que mucho más económica.
Pero
para lograr que historiadores y profesores de historia alcancen estas
competencias es preciso iniciar desde comienzos del proceso de formación misma,
desde a universidad. Por ello las universidades deben reformarse a sí mismas,
buscando fomentar en sus estudiantes estas competencias o en palabras del
profesor Jesús Salinas “implicarse en procesos de mejora de la calidad…en
procesos de innovación docente apoyada en las TIC”[3] de esa manera el profesor
dejará de ser lo que tradicionalmente fue para convertirse en un facilitador de
herramientas, sin que los docentes dejen de ser un elemento esencial en el sistema
educativo.
Las
universidades has creado al menos en nuestro país dos modelos de formación el
presencial y el virtual, el primero muy rígido y tradicional y el segundo muy
distante, el reto será crear un modelo de educación más flexible que
convine la cercanía y el rigor del
primero con el manejo de las TICs propios de la educación virtual.
Al
momento histórico en el que nos encontramos –que para muchos es una verdadera
tercera revolución industrial- el
profesor Ignacio Muñoz lo ha denominado “la revolución digital”[4] y definitivamente los
historiadores y profesores de historia no podemos seguir siendo indiferentes a
ella, factores como “la veneración” del texto impreso en papel se convierten en
señales de tal indiferencia, la historia debe investigarse y enseñarse de a
acuerdo a los parámetros dictados por el momento histórico en el que nos
encontramos, por tanto la utilización de las herramientas tecnológicas serán
hasta cierto punto de uso obligatorio.
No podemos pretender hacer historia en la llamada era digital con los
métodos tradicionales o propios del siglo pasado.
¿Si
un quirófano del siglo XXI es tan distinto
a uno del siglo XX por que los lugares donde se investiga y enseña la historia
deben seguir siendo iguales al siglo XIX? La investigación y la enseñanza de la
historia deben cambiar o simplemente desaparecerán y esta será reemplazada por
el discurso de periodistas, literatos o guionistas
de cine y televisión; la utilización de
los medios y herramientas tecnológicas serán de cardinal importancia para
generar los cambios necesarios que nos lleven a conseguir los resultados que
esperamos. No creo que sea importante colocarnos el remoquete de “digital” pues
sencillamente a juicio nuestro la historia que se haga en el siglo XXI será
digital o sencillamente no será.
Lo
que si es importante es el dialogo obligatorio con disciplinas que
tradicionalmente no contábamos como auxiliares para la investigación y la
enseñanza de la historia, entre ellas las ingenierías afines a los sistemas de
información. La accesibilidad a la
tecnología, será importante para alcanzar estos retos, de esta manera pasaremos
de publicar o exponer nuestros resultados parciales o definitivos de un formato
tradicional a formatos interactivos, que haga de la historia una disciplina
propia de este siglo.
[1]
Nicolás Quiroga, Blogs de historia: usos y posibilidades. En “historia critica”
N° 43. Bogotá 2011
[2]
Stefania Gallini Historia digital en la era 2.0. introducción al dossier
historia digital en “historia crítica”
N°43 Bogotá 2011
[3]
Jesús Salinas. Innovación docente y uso de las TIC en la enseñanza
universitaria, en “ revista universidad y sociedad del conocimiento” vol.1 N°1,
2004
[4]
Ignacio muñoz. Hacer historia en la era digital, en “pensamiento crítico
revista digital de historia” N°6 2010.