viernes, 6 de octubre de 2017

¿HISTORIA DIGITAL?





Con preocupación estamos presenciando como la tarea del historiador viene siendo suplantada por algunos otros investigadores, que aunque serios en sus respectivos oficios, no se hallan obligados por sus disciplinas a exponer sus conclusiones sobre el pasado con el rigor al cual nos encontramos sujetos -por propia voluntad-  los historiadores y profesores de historia.  Periodistas, literatos, guionistas de cine y televisión  están contando la historia de una forma que todos la están entendiendo, tal cual y como este (o los que  tras de él se encuentran) la quiere mostrar, nadie pregunta de dónde sacaron la información pero de manera desprevenida la mayoría de sus lectores o más bien televidentes la dan por cierta.

Este trabajo será presentado en el seminario Tecnologías e Innovación en la Enseñanza de la Historia y tiene como propósito realizar una síntesis de los autores que en esta parte del seminario hemos tratado, consideramos de mucha importancia la utilización de modernas herramientas para la investigación y enseñanza de la historia hoy.

Sin lugar a dudas nos encontramos inmersos en una época de cambios muy profundos, sobre todo en lo que tiene que ver con las comunicaciones y la información. Aquellos modos de vida que los sujetos de mi generación vieron en los años ochenta a través de las tiras cómicas, son en este momento una realidad, las video conferencias, la mensajería instantánea, el acceso a toda la información existente a tan solo un “clic” son hoy cuestiones cotidianas a las que cada vez más personas tienen acceso.

Las disciplinas científicas (y las que no son consideradas como tal) están cada vez más apoyadas en las TICs, eso garantiza un mejor desarrollo de su trabajo, pero sobre todo la exposición de mejores resultados. Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que todo en este momento se encuentra sometido al imperio de las TICs; hoy en educación  -por ejemplo-  los métodos o paradigmas que no se hallen apoyados en TICs son ya considerados obsoletos.  Una clase de geografía apoyada en una vieja lamina en donde pueden aparecer países extintos y haga falta estados jóvenes no es una opción, tampoco las instituciones educativas creo podrían estar dispuestas –aun cuando cuenten con altos presupuestos-  a tener en sus mapotecas centenares de laminas que den cuenta de los  límites fronterizos de los estados siendo que estos cada vez varían mas. Las comparaciones de los mapas antes y después de las guerras son uno de esos factores que imposibilitan la enseñanza de la historia a través de láminas.  Hoy es mucho más fácil presentar estos cambios siempre y cuando se cuente con los recursos mínimos para este fin. Lo anterior es apenas un ejemplo pequeño de los resultados que pueden significar los usos de herramientas tecnológicas en una clase de historia para estudiantes de secundaria.

Otro ejemplo interesante podría ser la comunicación que se establece con los estudiantes dentro pero sobre todo fuera del aula, sabemos que los jóvenes le dedican mucho tiempo a las redes sociales, y hasta cierto punto esto podría utilizarse en favor de establecer un contacto con los alumnos de forma agradable, para ellos y a la vez beneficioso para el trabajo docente y productivo para su propio proceso de aprendizaje. El profesor Nicolás Quiroga[1] nos advierte sobre “el papel de las nuevas tecnologías en el quehacer historiográfico” y nos propone el blog como una forma sencilla de publicar adelantos de trabajaos de investigación; en el aula escolar este puede utilizarse como forma de comunicación virtual con los estudiantes, a la vez que siendo un poco didácticos incluso podría ser esta una interesante forma de los más jóvenes se acerquen más a ciertas lecturas.

Pero esta no será una tarea fácil más aun cuando existe tanta resistencia a estos cambios, sobre todo por  parte de algunos historiadores o profesores de historia que prefieren mantenerse en su zona de confort o que no cuentan en sus lugares de trabajo cono acceso a las herramientas que les permita desarrollar su tarea académica bien sea investigativa, docente o ambas  de la manera como el día de hoy lo exige. Al respecto la profesora Stefanía Gallini nos llama la atención sobre la importancia del uso de las nuevas tecnologías en el  “investigar, comunicar conocimiento, conservar fuentes históricas, analizarlas y enseñar crítica e históricamente”[2] o en otras palabras la utilización de las TICs en la tarea del historiador de hoy; a estos investigadores del pasado los denomina “digitales” entonces ¿los profesionales en otras disciplinas que hagan uso de las herramientas propias del momento histórico en el vivimos serán denominados digitales? ¿Deberíamos hablar entonces de maestros, ingenieros, juristas, médicos, teólogos, o poetas digitales? Creo que estamos en un momento en el que se nos “obliga” so pena de quedar relegados u obsoletos a “ponernos al día” con las nuevas tecnologías para facilitar nuestro trabajo y comunicarlo también de una manera agradable y sencilla. 

Cada vez son más las bibliotecas y los archivos que suben sus fondos a la red para la consulta de los interesados, este sabemos es una iniciativa aun insipiente,  sin embargo,  sabiendo lo veloz que avanza la tecnificación de estos lugares debemos tener la confianza de que dentro de muy poco tiempo, no será necesaria la visita del investigador al archivo o a la biblioteca, solo será necesitara contar con las herramientas  para ingresar de manera virtual a los fondos de esos lugares y realizar una tarea igualmente efectiva solo que mucho más económica.  

Pero para lograr que historiadores y profesores de historia alcancen estas competencias es preciso iniciar desde comienzos del proceso de formación misma, desde a universidad. Por ello las universidades deben reformarse a sí mismas, buscando fomentar en sus estudiantes estas competencias o en palabras del profesor Jesús Salinas “implicarse en procesos de mejora de la calidad…en procesos de innovación docente apoyada en las TIC”[3] de esa manera el profesor dejará de ser lo que tradicionalmente fue para convertirse en un facilitador de herramientas, sin que los docentes dejen de ser un elemento esencial en el sistema educativo.

Las universidades has creado al menos en nuestro país dos modelos de formación el presencial y el virtual, el primero muy rígido y tradicional y el segundo muy distante, el reto será crear un modelo de educación más flexible que convine  la cercanía y el rigor del primero con el manejo de las TICs propios de la educación virtual.

Al momento histórico en el que nos encontramos –que para muchos es una verdadera tercera revolución industrial-  el profesor Ignacio Muñoz lo ha denominado “la revolución digital”[4] y definitivamente los historiadores y profesores de historia no podemos seguir siendo indiferentes a ella, factores como “la veneración” del texto impreso en papel se convierten en señales de tal indiferencia, la historia debe investigarse y enseñarse de a acuerdo a los parámetros dictados por el momento histórico en el que nos encontramos, por tanto la utilización de las herramientas tecnológicas serán hasta cierto punto de uso obligatorio.  No podemos pretender hacer historia en la llamada era digital con los métodos tradicionales o propios del siglo pasado.

¿Si un quirófano  del siglo XXI es tan distinto a uno del siglo XX por que los lugares donde se investiga y enseña la historia deben seguir siendo iguales al siglo XIX? La investigación y la enseñanza de la historia deben cambiar o simplemente desaparecerán y esta será reemplazada por el discurso de periodistas,  literatos o guionistas de cine y televisión;  la utilización de los medios y herramientas tecnológicas serán de cardinal importancia para generar los cambios necesarios que nos lleven a conseguir los resultados que esperamos. No creo que sea importante colocarnos el remoquete de “digital” pues sencillamente a juicio nuestro la historia que se haga en el siglo XXI será digital o sencillamente no será.

Lo que si es importante es el dialogo obligatorio con disciplinas que tradicionalmente no contábamos como auxiliares para la investigación y la enseñanza de la historia, entre ellas las ingenierías afines a los sistemas de información.  La accesibilidad a la tecnología, será importante para alcanzar estos retos, de esta manera pasaremos de publicar o exponer nuestros resultados parciales o definitivos de un formato tradicional a formatos interactivos, que haga de la historia una disciplina propia de este siglo.




[1] Nicolás Quiroga, Blogs de historia: usos y posibilidades. En “historia critica” N° 43. Bogotá 2011
[2] Stefania Gallini Historia digital en la era 2.0. introducción al dossier historia digital en “historia crítica”  N°43 Bogotá 2011
[3] Jesús Salinas. Innovación docente y uso de las TIC en la enseñanza universitaria, en “ revista universidad y sociedad del conocimiento” vol.1 N°1, 2004
[4] Ignacio muñoz. Hacer historia en la era digital, en “pensamiento crítico revista digital de historia” N°6 2010. 

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