martes, 7 de julio de 2020

CINCO ESTUDIOS HISTÓRICOS SOBRE EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN COMO ELEMENTO DE INSERCIÓN AL ESTADO SOCIAL LIBERAL EN EL SIGLO XIX




Escuela de niñas en Mallorca mediados del siglo XVIII | Niños ...

Este trabajo tiene como propósito realizar una síntesis de las perspectivas de análisis de cinco historiadoras suramericanas que presentan una propuesta novedosa y muy interesante acerca del papel que jugó la educación pública en la inserción de amplias comunidades en los proyectos de estados nacionales de corte liberal.  
La segunda mitad del siglo XIX significó para la mayoría de los países de América latina una época de reformas políticas sociales y económicas, que han permitido la aparición de distintos puntos de vista al momento de presentar análisis sobre este periodo.
La historiografía colombiana y latinoamericana en general al parecer a privilegiado al momento de su análisis y estudio los escenarios caracterizados por el conflicto y la confrontación y han mostrado en la mayoría de los casos la violencia o la guerra como la única forma de resolución de estas situaciones, dejando de la lado -parcial o totalmente- en la mayoría de los casos escenarios alternativos que como se ha podido demostrar recientemente permitieron en algunos casos las conciliaciones, los acuerdos, las asociaciones, los consensos entre grupos o sectores aparentemente contrarios, pero interesados en estabilizar el orden social moderno en el marco de la construcción estatal y el establecimiento de un orden social liberal.
En este artículo se resaltaran algunos de los esfuerzos realizados por cinco historiadoras que buscan mostrar como si bien es cierto se presentaron conflictos que pudieron desembocar en momentos de máxima tensión hasta llegar a la confrontación, también hubo largos períodos en los que primó el consenso y la negociación dejando como consecuencias acuerdos sobre situaciones en las que se debía trabajar en común.
La profesora María Egaña representa en parte el primer escenario aquí planteado, pues para ella los conflictos que presentaba la escuela chilena del siglo XIX “no se resolvió”[1] debido a que según la autora aún en el presente se hallan “problemas no resueltos”; sin embargo muestra también como importantes sectores de la élite de su país manifestaron gran interés en la educación del pueblo, pues para ellos la educación era una forma de modernizar el estado, debido a que la naciente industria chilena requería obreros con “ cierto nivel de instrucción”, pero también personas disciplinadas y esta tarea solo podía cumplirla la escuela. Al respecto no se muestra ningún tipo de oposición.
La autora presenta a mi modo de ver elementos propios de los dos aspectos que aquí se han señalado, por un lado es partidaria de la existencia de un estado fuerte y coercitivo[2], pero al mismo tiempo muestra al estado como el principal interesado en la búsqueda de consensos [3] e integración[4].
La prensa fue el escenario de debate en Chile al igual que en el resto de América Latina, pues desde ahí se emitían posiciones en favor y en contra de la educación impartida por el estado, por un lado los periódicos católicos y conservadores eran partidarios de una educación en valores y moralizante[5], y por otro lado los periódicos liberales se mostraban partidarios de una educación donde se priorizara por cívico y lo ciudadano.
Nótese que la discusión no gira en torno de la necesidad o no de una educación para el pueblo, todo están de acuerdo con llevar escuelas a los pobres, la discusión está en que tipo de educación los pobres necesitan. Incluso los sectores más distantes estuvieron de acuerdo con hacer de la educación una práctica obligatoria, socializando entre padres de familia las ventajas de un niño con educación elemental.
La profesora Lucía Lionetti muestra para el caso argentino cómo la educación pública se convirtió en escenarios de conflictos pero también de acuerdos, entre miembros de la iglesia y liberales, quienes al igual que en Chile proponían distintas formas de llevar educación al pueblo.
La política se caracterizó para la época por la unión entre sectores liberales y conservadores en una especie de partido único que emprendió la tarea de modernizar el país[6]. Entre otras cosas se sancionaron leyes que hacían que la educación fuera “común, gratuita y obligatoria”, pero esa misma educación debía para alcanzar la civilización imponer la “moralidad”[7] nótese un desacuerdo en sectores aparentemente antagónicos, los diputados liberales llegaron a señalar que no se podía financiar la enseñanza de una religión con los impuestos de hombres de varias religiones, lo que desencadenó el punto más alto de quiebre entre estos dos sectores[8] y por su parte la iglesia y los conservadores consideraban que la única forma de moralizar al pueblo era a través de la enseñanza de la religión[9].
Para ellos la enseñanza de la religión no iba en contravía de la democracia ni de la modernidad y colocaban como ejemplo lo sucedido en los Estados Unidos, donde la confluencia de varias denominaciones protestantes no había impedido la enseñanza de la religión en las escuelas y aun así eran considerados ya para el siglo XIX una sociedad moderna.
En este caso los diputados católicos no se manifestaban en desacuerdo al proyecto liberal, solo plateaban la necesidad de la enseñanza religiosa para no “anteponer la formación del hombre a la del ciudadano”[10], por su parte los diputados liberales tampoco cuestionaban la enseñanza religiosa sino que eran partidarios que estas se impartieran de forma diferencial y fuera de los horarios de clases[11] a quienes los padres así lo autorizaran.
En el sur de nuestro país se presentan tensiones similares a las estudiadas en Chile y Argentina, el trabajo de Fernanda Muñoz describe las reacciones por parte de un grupo de padres de familia a la aplicación de la reforma educativa llevada a cabo en 1870 por parte de gobierno liberal radical, estos salieron en defensa de sus creencias las cuales consideraban en primera instancia como amenazadas, debido a que el gobierno buscaba darle a la enseñanza un carácter laico[12], luego de muchas discusiones los padres de familia de Pasto terminaron por escoger ellos mismos al preceptor de sus hijos[13] y la enseñanza de la religión se permitió pero impartida por parte de propio párroco.
De igual manera al norte del país en el estado soberano del magdalena se presentaron durante el siglo XIX consensos entre el gobierno liberal radical y la iglesia católica tendientes a “civilizar y educar” a indígenas de tres regiones del estado, La Sierra Nevada de Santa Marta, La Península de la Guajira y La Serranía del Perijá.
Tanto católicos como liberales mostraban un mismo interés y era incorporar a la nación a lo que ellos denominaban “colombianos no civilizados”[14]. Para ello se llevaron a cabo algunas alianzas necesarias para alcanzar el objetivo que se habían trazado dado que los recursos del estado o la iglesia no hubieran sido suficientes para realizarlo por separado[15]. Fueron importante las figuras del obispo José Romero y Rafael Celedón[16] . Tanto la iglesia la iglesia como el gobierno radical entendieron a la educación primaria como “el medio más efectivo para alcanzar la reducción de los indígenas a la vida civilizada”[17].
 En este caso la profesora Adriana Santos muestra el escenario de consenso como el único existente dado el acuerdo realizado entre estos dos sectores en apariencia antagónicos.
El trabajo de las profesoras Mirta Teobaldo y María Nocoletti no se circunscribe en el ámbito de los trabajos que antes hemos analizado,  sin embargo llama la atención el lugar que ocupan los indígenas en la construcción del estado argentino, para las autoras el indígena es sólo tenido en cuenta como un objeto “arqueológizado” como un salvaje sin historia. Esta forma de entender al indígena corresponde a la ciencia de la época caracterizada por los determinismos[18].
Entrado el siglo XX se sigue pensando en la Argentina como un territorio sin indios, pues estos constituyen una especie de traba para alcanzar el progreso[19]de tal manera que su exterminio estaría justificado[20]. Estas situaciones fueron presentadas en los textos de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el indio era significado de atraso y el blanco de progreso y modernidad.
Los textos salesianos de mediados del siglo XX significan para los indígenas de la Patagonia una mirada distinta a la que se tenía sobre ellos, pues comienza a hablarse de la unidad del género humano y a culparse al demonio de sus “hábitos salvajes”[21]. En los escritos salesianos se presenta un cese de la violencia y se describe al misionero como llevando a cabo actos de piedad como bautizos y reducciones.
Esos mismos textos estuvieron dedicados a exaltar la figura del niño indígena Ceferino Namuncurá[22] que se convierte en patrón a seguir en testimonio de vida para los miembros de las comunidades patagónicas que aún se resistían a entrar en las formas de comportamiento propuestas por la mayoría blanca en una Argentina que buscaba verse cada vez más blanca.
Este tipo de trabajos muestran el derrotero de la historiografía actual para el estudio del papel de la educación en la construcción estatal y el orden social liberal, señalan también los acuerdos y consensos que se dieron en toda Suramérica entre sectores aparentemente contrarios.



[1] María Egaña Baraona, La Educación Primaria Popular en el siglo XIX en Chile: Una práctica de política estatal (Santiago: LOM Ediciones, 2000), 13
[2] María Egaña Baraona, La Educación Primaria Popular…,22
[3] María Egaña Baraona, La Educación Primaria Popular…,27
[4] María Egaña Baraona, La Educación Primaria Popular…,32
[5] María Egaña Baraona, La Educación Primaria Popular…,33
[6] Lucía Lionetti, “La Educación Pública: escenario de conflictos y acuerdos entre católicos y liberales en la Argentina de fines de siglo XIX y comienzos de siglo XX” en Anuario de estudios americanos  (España, 2006), 79
[7] Lucía Lionetti, “La Educación Pública: escenario de conflictos…, 80
[8] Lucía Lionetti, “La Educación Pública: escenario de conflictos…, 84
[9] Lucía Lionetti, “La Educación Pública: escenario de conflictos…, 86
[10] Lucía Lionetti, “La Educación Pública: escenario de conflictos…, 88
[11] Lucía Lionetti, “La Educación Pública: escenario de conflictos…, 89
[12] Fernanda Muñoz, “Perspectiva microhistórica de una experiencia social: los padres de familia de San Rafael( Pasto) y la escuela liberal caucana” en historia crítica ( Bogotá, 2012), 193 
[13] Fernanda Muñoz, “Perspectiva microhistórica de una experiencia social…, 197 
[14] Adriana Santos, “Civilización e instrucción pública en los territorios nacionales: consensos entre liberales radicales e iglesia católica del magdalena” en Historia Caribe n° 21 ( Barranquilla, 2012),32
[15] Adriana Santos, “Civilización e instrucción pública en los territorios nacionales…,38

[16] Adriana Santos, “Civilización e instrucción pública en los territorios nacionales…,42
[17] Adriana Santos, “Civilización e instrucción pública en los territorios nacionales…,44
[18] Mirta Teobaldo y María Andrea Nocoletti, “ Entre centauros y santos: los indígenas de la Patagonia en los textos escolares oficiales y las biografías de Ceferino Namuncurá” en Historia Caribe n°15 (Barranquilla, 2009), 49
[19] Mirta Teobaldo y María Andrea Nocoletti, “ Entre centauros y santos…, 52
[20] Mirta Teobaldo y María Andrea Nocoletti, “ Entre centauros y santos…, 53
[21] Mirta Teobaldo y María Andrea Nocoletti, “ Entre centauros y santos…, 58
[22] Mirta Teobaldo y María Andrea Nocoletti, “ Entre centauros y santos…, 60,61

No hay comentarios:

Publicar un comentario