martes, 5 de enero de 2021

EL PAPEL DE LA HACIENDA EN LA SOCIEDAD COLONIAL



La hacienda fue durante el periodo monárquico en América hispánica mucho más que un centro de producción y explotación de la tierra y la mano obra, constituyó también un importante centro para el desarrollo social y cultural de amplios sectores de la población hispánica en el nuevo mundo.

Expertos en este periodo has escrito importantes trabajos que dan cuenta de ello, entre estos tenemos “la formación de la hacienda en la época colonial. El uso del agua y la tierra” de Gisela Von Wobeser y “Hacienda colonial y formación social” de Hermes Tovar Pinzón. El objetivo de este artículo es realizar una comparación entre estos dos trabajos.

La profesora Von Webeser empieza por diferenciar cinco tipos distintos de hacienda, la primera de ellas eran las haciendas azucareras, estas requerían mayor capital y mano de obra debido a varias situaciones, por ejemplo los hacendados debieron construir acequias para llevar el agua a sus haciendas, por otro lado el proceso del azúcar era complejo y no podía hacerse en pequeña escala, debían contar con molinos calderas, viviendas para los amos, trabajadores y esclavos; talleres de herrería, carpintería, alfarería y hasta iglesia dado lo alejadas que se encontraban estas personas de los centros poblados. Por estas razones estas haciendas debían ser -según la autora- propiedad de personas o grupos con mucho capital

En las haciendas cerealeras se producía principalmente trigo, maíz y cebada en menos proporción, en estos lugares también era necesaria la construcción de obras hidráulicas así como también viviendas para administradores, trabajadores libres y esclavos; al igual que en las haciendas azucareras el derecho al agua era fundamental y costoso, aunque en este caso y a diferencia de las azucareras aquí si se podía producir a pequeña escala.

Las haciendas ganaderas necesitaban mucha menor inversión, que las dos anteriores, debido a que las reses y otros animales, se criaban en los montes en condición semisilvestre, solo eran concentrados en algunos momentos del año, para marcarlos o para el sacrificio, para lo cual se requerían muy pocos vaqueros para el cuidado de muchos animales.

Haciendas pulqueras; la elaboración de esta bebida fue exclusivamente indígena hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los españoles entraron a participar de este negocio. Se requería de poco capital y poca mano de obra, pues los magueyes se dan de forma silvestre en el actual norte de México y sur de los Estados Unidos, y por ser una planta de zonas áridas requería poca agua y cuidados.

Las haciendas dedicadas a los productos tropicales tuvieron menor importancia, tal vez porque estos productos se destinaban al mercado de exportación, el más importante de ellos era el cacao, aunque la población indígena seguía cultivando el producto, muchos españoles entraron en el negocio. El añil fue un producto al que muchos hacendados se dedicaron, le destinaron trabajo y su explotación fue algo costosa.

Aclara la profesora Von Webeser que muchas haciendas tenían un carácter mixto sobre todo las medianas y pequeñas. El valor de la tierra variaba de acuerdo con su cercanía con el agua, con los mercados y dependía también de la utilización que a la tierra quería dársele. El ganado se alimentaba de pastos silvestres, por esta razón había la necesidad de trasladarlo, esta tarea se conoce como trashumancia. Con el tiempo el agua paso a ser dominio del rey, por lo que se hizo necesario obtener el derecho sobre el uso de las aguas.

Luego la autora hace una descripción de las haciendas poniendo énfasis en las construcciones, casa-habitación, potreros, cercas, capilla, acequias, acueductos, tiendas, luego realiza una descripción de los implementos utilizados  en el trabajo cotidiano de las haciendas siendo el arado el más importante, también se usaba para la labranza azadones, palas, barretas, hachas etc. La mayoría de estos implementos se fabricaban en las mismas haciendas.

Por su parte el profesor Hermes Tovar Pinzón muestra como las haciendas en Colombia estuvieron principalmente dedicadas a la ganadería, y a la siembra de caña de azúcar y cacao, y como la producción agrícola y ganadera estuvo cargo de mestizos, mulatos y negros.

Si bien es cierto la minería jalonó las economías agrícolas de hacienda, no fue esta la constante en todo el país donde eran otras actividades las que impulsaban las actividades de hacienda. Los más importantes productos del siglo XVIII fueron la carne y sus derivados y a caña de azúcar.

A diferencia que en Nueva España, los grandes empresarios nunca se vincularon a la producción de cultivos propios de los pueblos indígenas y otros productos como el trigo fueron casi de absoluto control extranjero, mientras que el cacao fue cultivado en zonas cálidas.

El profesor Tovar Pinzón muestra como la segunda mitad del siglo XVIII significó un período de auge para las haciendas de la costa caribe, debido a la gran población militar que residía en Cartagena a causa de las empresas bélicas en las que España se había embarcado.

Mientras en el anterior trabajo se afirma que en las haciendas ganaderas no se necesitaba mayor inversión, en el caso de la Nueva Granada, fueron familias muy poderosas las que se dedicaron a la ganadería. Incluso instituciones como la iglesia hicieron presencia en la actividad ganadera y agrícola con grandes haciendas en el interior del país, sobre todo en las partes más altas del territorio. La gran hacienda fue muy importante en el territorio de la Nueva Granada.

Los jesuitas son ejemplo de las formas que existían para la apropiación de la tierra, entre ellas se cuentan las donaciones, eran dos las razones por la cual a los jesuitas les entregaban estas propiedades, la primera de ellas era la necesidad de asistencia espiritual a las propias almas del propietario y sus herederos y otra forma era la necesidad de crear institutos de corrección espiritual para criollos y mestizos que vivían en lugares apartados.

Otras formas de apropiación de la tierra fueron las compras, ventas, permutas, etc. De estas maneras se hicieron dueños de enormes propiedades dedicadas a la ganadería como actividad principal.

Estos dos estudios muestran como la hacienda era para las sociedades hispanizadas de América mucho más que centros de producción agrícola, también fueron lugares apartados donde se garantizaba el control social y moral de todos los sectores de la sociedad colonial.

 

 

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