La hacienda fue durante el
periodo monárquico en América hispánica mucho más que un centro de producción y
explotación de la tierra y la mano obra, constituyó también un importante
centro para el desarrollo social y cultural de amplios sectores de la población
hispánica en el nuevo mundo.
Expertos en este periodo has
escrito importantes trabajos que dan cuenta de ello, entre estos tenemos “la
formación de la hacienda en la época colonial. El uso del agua y la tierra” de Gisela Von Wobeser y “Hacienda colonial
y formación social” de Hermes Tovar Pinzón. El objetivo de este artículo es
realizar una comparación entre estos dos trabajos.
La profesora Von Webeser empieza por diferenciar cinco
tipos distintos de hacienda, la primera de ellas eran las haciendas azucareras,
estas requerían mayor capital y mano de obra debido a varias situaciones, por
ejemplo los hacendados debieron construir acequias para llevar el agua a sus
haciendas, por otro lado el proceso del azúcar era complejo y no podía hacerse
en pequeña escala, debían contar con molinos calderas, viviendas para los amos,
trabajadores y esclavos; talleres de herrería, carpintería, alfarería y hasta
iglesia dado lo alejadas que se encontraban estas personas de los centros
poblados. Por estas razones estas haciendas debían ser -según la autora-
propiedad de personas o grupos con mucho capital
En las haciendas cerealeras se producía principalmente
trigo, maíz y cebada en menos proporción, en estos lugares también era
necesaria la construcción de obras hidráulicas así como también viviendas para
administradores, trabajadores libres y esclavos; al igual que en las haciendas
azucareras el derecho al agua era fundamental y costoso, aunque en este caso y
a diferencia de las azucareras aquí si se podía producir a pequeña escala.
Las haciendas ganaderas necesitaban mucha menor
inversión, que las dos anteriores, debido a que las reses y otros animales, se
criaban en los montes en condición semisilvestre, solo eran concentrados en
algunos momentos del año, para marcarlos o para el sacrificio, para lo cual se
requerían muy pocos vaqueros para el cuidado de muchos animales.
Haciendas pulqueras; la elaboración de esta bebida fue
exclusivamente indígena hasta la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los
españoles entraron a participar de este negocio. Se requería de poco capital y
poca mano de obra, pues los magueyes se dan de forma silvestre en el actual
norte de México y sur de los Estados Unidos, y por ser una planta de zonas
áridas requería poca agua y cuidados.
Las haciendas dedicadas a los productos tropicales
tuvieron menor importancia, tal vez porque estos productos se destinaban al
mercado de exportación, el más importante de ellos era el cacao, aunque la
población indígena seguía cultivando el producto, muchos españoles entraron en
el negocio. El añil fue un producto al que muchos hacendados se dedicaron, le
destinaron trabajo y su explotación fue algo costosa.
Aclara la profesora Von Webeser que muchas haciendas
tenían un carácter mixto sobre todo las medianas y pequeñas. El valor de la
tierra variaba de acuerdo con su cercanía con el agua, con los mercados y
dependía también de la utilización que a la tierra quería dársele. El ganado se
alimentaba de pastos silvestres, por esta razón había la necesidad de
trasladarlo, esta tarea se conoce como trashumancia. Con el tiempo el agua paso
a ser dominio del rey, por lo que se hizo necesario obtener el derecho sobre el
uso de las aguas.
Luego la autora hace una descripción de las haciendas
poniendo énfasis en las construcciones, casa-habitación, potreros, cercas,
capilla, acequias, acueductos, tiendas, luego realiza una descripción de los
implementos utilizados en el trabajo cotidiano
de las haciendas siendo el arado el más importante, también se usaba para la
labranza azadones, palas, barretas, hachas etc. La mayoría de estos implementos
se fabricaban en las mismas haciendas.
Por su parte el profesor Hermes Tovar Pinzón muestra como
las haciendas en Colombia estuvieron principalmente dedicadas a la ganadería, y
a la siembra de caña de azúcar y cacao, y como la producción agrícola y
ganadera estuvo cargo de mestizos, mulatos y negros.
Si bien es cierto la minería jalonó las economías
agrícolas de hacienda, no fue esta la constante en todo el país donde eran
otras actividades las que impulsaban las actividades de hacienda. Los más
importantes productos del siglo XVIII fueron la carne y sus derivados y a caña
de azúcar.
A diferencia que en Nueva España, los grandes empresarios
nunca se vincularon a la producción de cultivos propios de los pueblos
indígenas y otros productos como el trigo fueron casi de absoluto control
extranjero, mientras que el cacao fue cultivado en zonas cálidas.
El profesor Tovar Pinzón muestra como la segunda mitad
del siglo XVIII significó un período de auge para las haciendas de la costa
caribe, debido a la gran población militar que residía en Cartagena a causa de
las empresas bélicas en las que España se había embarcado.
Mientras en el anterior trabajo se afirma que en las
haciendas ganaderas no se necesitaba mayor inversión, en el caso de la Nueva
Granada, fueron familias muy poderosas las que se dedicaron a la ganadería.
Incluso instituciones como la iglesia hicieron presencia en la actividad
ganadera y agrícola con grandes haciendas en el interior del país, sobre todo
en las partes más altas del territorio. La gran hacienda fue muy importante en
el territorio de la Nueva Granada.
Los jesuitas son ejemplo de las formas que existían para
la apropiación de la tierra, entre ellas se cuentan las donaciones, eran dos
las razones por la cual a los jesuitas les entregaban estas propiedades, la primera
de ellas era la necesidad de asistencia espiritual a las propias almas del
propietario y sus herederos y otra forma era la necesidad de crear institutos
de corrección espiritual para criollos y mestizos que vivían en lugares
apartados.
Otras formas de apropiación de la tierra fueron las
compras, ventas, permutas, etc. De estas maneras se hicieron dueños de enormes
propiedades dedicadas a la ganadería como actividad principal.
Estos dos estudios muestran como la hacienda era para las
sociedades hispanizadas de América mucho más que centros de producción agrícola,
también fueron lugares apartados donde se garantizaba el control social y moral
de todos los sectores de la sociedad colonial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario