martes, 5 de enero de 2021

LOS CONCEPTOS “CULTURA POLÍTICA” Y “MOVIMIENTOS SOCIALES” EN LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA DEL PERIODO MONÁRQUICO.

 


Es importante contar con una base conceptual al momento de escribir, más aun cuando lo que se quiere es escribir historia. Dos conceptos importantes son “cultura política” y “movimientos sociales” dado que estos nos ayudan a entender mejor nuestro pasado y presente, dotando a los investigadores del pasado de herramientas conceptuales, para que estas sean desarrolladas en las tareas investigativas, ampliando el campo de estudios, pero sobretodo actualizándolo con los resultados totales y/o parciales de las investigaciones que se han llevado a cabo en las últimas décadas.

Estos conceptos cobran importancia en la historiografía contemporánea con la ampliación de la base de derechos y de la democracia, propias del presente siglo, por tal motivo se hace importante tener clara su definición dado que la aplicación de esos conceptos ayudará a entender –o hacer entender- algunos de los procesos  y acontecimientos estudiados por la historia como disciplina  científica.

Nos puede ayudar a entender también las razones del desarrollo y desenlace  de algunos de los procesos del pasado que han sido de nuestro interés investigativo, pues, ya ha sido utilizado para lo propio por investigadores del pasado que nos han precedido en este interés.

Existe cierto grado de consenso en torno a lo que  sería un acercamiento a la definición de “cultura política” por parte de algunos autores consultados, en términos generales podemos definir “cultura política” como el conjunto de valores, creencias, pautas, comportamientos y aspiraciones que son trascendentes al momento de llevar a cabo cualquier tarea de tipo político.

Estos aspectos definen las relaciones entre individuos, entre grupos pero también entre grupos e individuos; estos elementos son determinados por factores como la época o los niveles de desarrollo económico y social del lugar donde se lleva a cabo la tarea política. Por tal motivo de ninguna manera podemos suponer una “cultura política” edificada, terminada o inmóvil; esta es cambiante, varía de acuerdo a las motivaciones o a las necesidades de cada momento.

Este concepto será un elemento importante a tener en cuenta cuando se quiera hacer análisis de las elecciones, o de la escogencia de autoridades. En la relectura que recientemente se hacen de los movimientos sociales tenemos el ejemplo del  movimiento comunero, que muestra como  en las cedulas del pueblo se proponía deponer las autoridades compuestas por funcionarios ibéricos para ser reemplazados  por funcionarios criollos.

Aunque la propuesta tenga características de una moderna revolución como recientemente se ha planteado, nos llama poderosamente la atención el hecho de que entre sus aspiraciones no se encuentre la de asumir ellos mismos estos cargos. No contaban ellos entre sus aspiraciones con la posibilidad de ocupar lugares de importancia en el orden del antiguo régimen colonial.

Sin embargo entre esas aspiraciones se encontraba la motivación por organizarse para enfrentarse a lo que consideraban “decisiones arbitrarias” por parte de las autoridades locales, esta lucha iba encaminada para el caso del virreinato de la Nueva España a defender el bosque y la existencia de autoridades indígenas tradicionales y que se encontraban por fuera del control de las autoridades reales

Por lo general los movimientos sociales durante el periodo colonial buscaban echar atrás medidas que tomaban las autoridades locales y que afectaban a los sectores agrarios, esas medidas podían ser entendidas por parte de los vecinos como excesos de las autoridades o como actos considerados por ellos como “ilícitos”. En todo caso estas fueron medidas que afectaban directamente la economía de los sectores productivos en las colonias españolas de América y son típicos del silo XVIII y de las reformas borbónicas.

Pero la justicia en el mundo hispánico durante el antiguo régimen era distributiva es decir que a cada quien le corresponde según el lugar que ocupa en la sociedad.  Y además tomaba como fuente la ley castellana, el derecho indiano y el derecho canónico; aparte de que en algunos lugares se tuvieron en cuenta elementos indígenas. El funcionario que oficiaba como juez acudía a cualquiera de estos derechos para tomar su decisión.

Presentaremos a continuación una comparación de dos casos estudiados por los profesores Michael Ducey y Jorge Conde, en el que se podrán establecer diferencias y similitudes entre ambos casos, no obstante la distancia entre las dos situaciones estudiadas Nueva España y la Nueva Granada.

Las tareas de reforma llevadas a cabo en la Nueva España iban dirigidas a extender el dominio de las autoridades hispánicas hasta los lugares donde este no había llegado, para ello era necesario –según las autoridades- talar el bosque y de esa manera tener un mayor acercamiento a lugares más apartados donde la población indígena mantenía autoridades propias para ellos desconocidas y cultivo sobretodo de tabaco  que no representaban para ellos ingresos tributarios, por lo que eran considerados contrabando. Los disturbios se llevaron a cabo en este contexto de aplicación de las medidas reformadoras por parte de las autoridades locales y como respuesta al trato recibido por parte de las autoridades monárquicas.

Las revueltas llevadas a cabo en la Nueva  Granada tenían también motivos anti fiscales, y propició no solamente creación de juntas de gobierno sino propuestas  de tipo radical que llevaron hasta la redacción de un documento que se conoció como la cedula del pueblo donde se proponía que las autoridades españolas sean depuestas y en su reemplazo se erigieran autoridades criollas.

Es de resaltar la importancia de la aplicación de los conceptos “cultura política” y “movimientos sociales” en la investigación del pasado o el análisis del presente, dada la complejidad de la construcción de la sociedad. Los dos ejemplos que hemos utilizado muestran la ventaja de la aplicación de estos conceptos en la investigación sobre el pasado.

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