Es
importante contar con una base conceptual al momento de escribir, más aun
cuando lo que se quiere es escribir historia. Dos conceptos importantes son “cultura
política” y “movimientos sociales” dado que estos nos ayudan a entender mejor nuestro
pasado y presente, dotando a los investigadores del pasado de herramientas conceptuales,
para que estas sean desarrolladas en las tareas investigativas, ampliando el
campo de estudios, pero sobretodo actualizándolo con los resultados totales y/o
parciales de las investigaciones que se han llevado a cabo en las últimas
décadas.
Estos
conceptos cobran importancia en la historiografía contemporánea con la
ampliación de la base de derechos y de la democracia, propias del presente
siglo, por tal motivo se hace importante tener clara su definición dado que la
aplicación de esos conceptos ayudará a entender –o hacer entender- algunos de
los procesos y acontecimientos
estudiados por la historia como disciplina
científica.
Nos
puede ayudar a entender también las razones del desarrollo y desenlace de algunos de los procesos del pasado que han
sido de nuestro interés investigativo, pues, ya ha sido utilizado para lo
propio por investigadores del pasado que nos han precedido en este interés.
Existe
cierto grado de consenso en torno a lo que
sería un acercamiento a la definición de “cultura política” por parte de
algunos autores consultados, en términos generales podemos definir “cultura
política” como el conjunto de valores, creencias, pautas, comportamientos y aspiraciones
que son trascendentes al momento de llevar a cabo cualquier tarea de tipo
político.
Estos
aspectos definen las relaciones entre individuos, entre grupos pero también entre
grupos e individuos; estos elementos son determinados por factores como la
época o los niveles de desarrollo económico y social del lugar donde se lleva a
cabo la tarea política. Por tal motivo de ninguna manera podemos suponer una “cultura
política” edificada, terminada o inmóvil; esta es cambiante, varía de acuerdo a
las motivaciones o a las necesidades de cada momento.
Este
concepto será un elemento importante a tener en cuenta cuando se quiera hacer
análisis de las elecciones, o de la escogencia de autoridades. En la relectura
que recientemente se hacen de los movimientos sociales tenemos el ejemplo del movimiento comunero, que muestra como en las cedulas del pueblo se proponía deponer
las autoridades compuestas por funcionarios ibéricos para ser reemplazados por funcionarios criollos.
Aunque
la propuesta tenga características de una moderna revolución como recientemente
se ha planteado, nos llama poderosamente la atención el hecho de que entre sus
aspiraciones no se encuentre la de asumir ellos mismos estos cargos. No
contaban ellos entre sus aspiraciones con la posibilidad de ocupar lugares de
importancia en el orden del antiguo régimen colonial.
Sin
embargo entre esas aspiraciones se encontraba la motivación por organizarse
para enfrentarse a lo que consideraban “decisiones arbitrarias” por parte de
las autoridades locales, esta lucha iba encaminada para el caso del virreinato
de la Nueva España a defender el bosque y la existencia de autoridades
indígenas tradicionales y que se encontraban por fuera del control de las
autoridades reales
Por
lo general los movimientos sociales durante el periodo colonial buscaban echar
atrás medidas que tomaban las autoridades locales y que afectaban a los
sectores agrarios, esas medidas podían ser entendidas por parte de los vecinos
como excesos de las autoridades o como actos considerados por ellos como “ilícitos”.
En todo caso estas fueron medidas que afectaban directamente la economía de los
sectores productivos en las colonias españolas de América y son típicos del
silo XVIII y de las reformas borbónicas.
Pero
la justicia en el mundo hispánico durante el antiguo régimen era distributiva
es decir que a cada quien le corresponde según el lugar que ocupa en la
sociedad. Y además tomaba como fuente la
ley castellana, el derecho indiano y el derecho canónico; aparte de que en
algunos lugares se tuvieron en cuenta elementos indígenas. El funcionario que
oficiaba como juez acudía a cualquiera de estos derechos para tomar su
decisión.
Presentaremos
a continuación una comparación de dos casos estudiados por los profesores
Michael Ducey y Jorge Conde, en el que se podrán establecer diferencias y
similitudes entre ambos casos, no obstante la distancia entre las dos
situaciones estudiadas Nueva España y la Nueva Granada.
Las
tareas de reforma llevadas a cabo en la Nueva España iban dirigidas a extender
el dominio de las autoridades hispánicas hasta los lugares donde este no había
llegado, para ello era necesario –según las autoridades- talar el bosque y de
esa manera tener un mayor acercamiento a lugares más apartados donde la
población indígena mantenía autoridades propias para ellos desconocidas y
cultivo sobretodo de tabaco que no
representaban para ellos ingresos tributarios, por lo que eran considerados
contrabando. Los disturbios se llevaron a cabo en este contexto de aplicación
de las medidas reformadoras por parte de las autoridades locales y como
respuesta al trato recibido por parte de las autoridades monárquicas.
Las
revueltas llevadas a cabo en la Nueva
Granada tenían también motivos anti fiscales, y propició no solamente
creación de juntas de gobierno sino propuestas
de tipo radical que llevaron hasta la redacción de un documento que se
conoció como la cedula del pueblo donde se proponía que las autoridades
españolas sean depuestas y en su reemplazo se erigieran autoridades criollas.
Es
de resaltar la importancia de la aplicación de los conceptos “cultura política”
y “movimientos sociales” en la investigación del pasado o el análisis del
presente, dada la complejidad de la construcción de la sociedad. Los dos
ejemplos que hemos utilizado muestran la ventaja de la aplicación de estos
conceptos en la investigación sobre el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario