domingo, 7 de febrero de 2021

DISCUSIÓN ENTRE JULIO CARRIZOSA Y GERMAN ARCINIEGAS

 


A continuación, se presentará un choque de ideas que se llevó a cabo durante el tiempo en el que nuestros protagonistas estuvieron al frente del ministerio de educación. Julio Carrizosa Valenzuela y Germán Arciniegas Angueyra; el primero era una matemático e ingeniero, conservador-moderado, fue rector del gimnasio moderno entre 1933 y 1934, rector de la universidad nacional entre 1942 y 1944 y más tarde entre 1950 y 1954; también estuvo vinculado a las facultades de arquitectura e ingeniería de las universidades Santo Tomas y Javeriana fue ministro de educación nacional entre Julio de 1931 y septiembre de 1933. El segundo era un liberal de izquierda, jurista e historiador, desempeñó la tarea docente en la Universidades Libre, donde fue profesor de sociología y la Universidad de los Andes, donde fue decano de la facultad de filosofía y letras; fundador del Colegio Mayor de Cundinamarca y del Colegio Mayor de Antioquia; fue ministro de educación en dos oportunidades entre los años 1941 y 1942 y luego entre 1945 y 1946.

Los puntos de controversia entre estos dos ministros de educación nacional, sus opiniones y posturas se encontraron determinadas por su origen ideológico sin que esto los alejara de la intención de trabajar en favor de la modernización de la educación en Colombia. Tenían ideas distintas de la manera como debía llevarse a cabo dicha tarea modernizadora, tenían posiciones distintas en relación al tipo de educación que debía ejecutarse en nuestro país, tenían posiciones distintas en relación a la inversión que se debía hacer. Pero también presentaron algunos puntos de coincidencia a pesar de sus diferencias.  

En reunión realizada en Bogotá a la cual fueron convocados todos los directores de educación pública departamentales en 1932, el ministro Julio Carrizosa les formuló un cuestionario con el que buscaba respaldo para direccionar el trabajo durante su gestión en el ministerio. En dicha encuesta se preguntó por la necesidad de nacionalizar la instrucción primaria, la idea era que las políticas educativas se direccionaran desde el ministerio sin el perjuicio que podía generar el hecho de que cada departamento aplicara dichas disposiciones de acuerdo al interés de los secretarios departamentales o de los presupuestos que cada departamento destinaba a la instrucción pública.

También preguntaba el ministro a los directores de educación por la posibilidad de que el gobierno nacional destinara mayor presupuesto a la instrucción primaria, desatendiendo las obligaciones que el gobierno había asumido con la educación secundaria, normalista y superior universitaria; y eliminando becas y subsidios con los que el ministro Carrizosa se encontraba en total desacuerdo.

Otro de los interrogantes que destacamos se relaciona con el número de las normales existentes, pues se quería saber si los secretarios eran de la opinión de mantener el número de escuelas normales o aumentarlas, so pena de atenderlas de manera parcial o desatenderlas totalmente por parte de gobierno nacional a razón de la falta de presupuesto.

El ministro Carrizosa no era muy partidario de invertir dineros del presupuesto destinado a la educación, a la educación secundaria o universitaria, el consideraba injustificable que siendo un país con tazas tan altas de analfabetismo, se invirtiera dineros en la formación secundaria y universitaria de algunos pocos, pues para él era prioridad entregar instrucción primaria a la mayor cantidad de niños y jóvenes y de esa manera bajar el nuero de analfabetos en el país: “y me reservo para ante la comisión de presupuesto de cada cámara hacer ciertas consideraciones tendientes a alcanzar en la apropiación del respectivo presupuesto, las partidas necesarias para el adelanto y desarrollo de la instrucción pública en ciertos renglones especiales, tales como el de la instrucción primaria”[1]

El ministro Carrizosa denunciaba que a pesar del bajo del presupuesto destinado a la educación al menos la mitad se desviaba al pago de “bandas de música empleados y electores de los concejales…se invierte en pagar arriendo de esos tugurios donde se consume la salud del niño…creando becas para los hijos de los gamonales, estableciendo colegios de segunda enseñanza con el ánimo de pensionar en ellos a personajes que hacen de profesores, y pagando el arriendo consiguiente por un mal local”[2]

Se manifestaba el ministro en contra de la construcción de edificios lujosos para destinarlos a la educación primaria, llamándolos “remedos de palacio” se presentaba en contra de las becas a estudiantes que iniciaban estudios de segunda enseñanza, era contrario a invertir en la construcción de escuelas de segunda enseñanza, porque afirmaba que hacían pasar por profesores a “personas influyentes” y “gamonales”.

Denunciaba el ministro algunos casos en los cuales no obstante existir en el municipio un colegio del estado destinado a la enseñanza secundaria, los hijos de personas prestantes estudiaban becados en instituciones privadas en las capitales de departamento. Pareciera que uno de los interés del ministro Carrizosa era disminuir el gasto en educación, pues no solo ponía en duda la idoneidad de muchos maestros de segunda enseñanza a los que llamaba “corifeos” sino que consideraba que la inversión en escuelas secundarias estaba siendo muy alta, pues para él “la escuela de guadua que construyen los vecinos puede ser un local adecuado…con lo cual se conseguirá no solamente un mejor aspecto estético, sino una mejor economía”[3]

Continúa el ministro en su informe de 1933 manifestando opiniones negativas sobre la escuela secundaria: “en efecto la instrucción secundaria es el cauce más amplio para la fuga de los dineros que se destinan a la enseñanza primaria”,[4] el ministro consideraba que en cada departamento debía haber un colegio de segunda enseñanza financiado por el estado y criticaba fuertemente a las autoridades educativas departamentales que exigían al gobierno nacional más de un colegio por departamento, afirmaba que existían colegios sin alumnos suficientes, y se manifestaba en desacuerdo con que muchas escuelas de secundaria funcionaran en edificios que habían sido construidos para el funcionamiento de escuelas primarias, el ministro se mostraba convencido de que mientras las cifras de analfabetismo fuesen tan altas el estado nacional debía invertir todas su fuerza y presupuesto a la instrucción primaria y dejar la educación secundaria a las escuelas privadas, la mayoría de ellas de propiedad de ciudadanos extranjeros y comunidades religiosas: “Antes que todo establezcamos el funcionamiento de la instrucción primaria…para después pensar en la enseñanza secundaria oficial”[5]

Para solucionar estos problemas el ministro Carrizosa proponía la nacionalización de la escuela primaria, para lo cual el estado debería encargarse de la construcción de escuelas y pago de maestros, obligaciones hasta entonces de municipios y departamentos. Pero consiente que el gobierno nacional no contaba con recursos suficientes, proponía que los departamentos giraran a nación los recursos que estos destinarían a la educación pública para que esta la administrara.

Igual que el ministro Carrizosa, German Arciniegas estuvo diez años después al frente de una reunión de directores de educación pública que había sido convocada por su antecesor el ministro Juan Lozano, pero las conclusiones de estas dos reuniones serían muy distintas.

 Podríamos afirmar que en respuesta a la pretendida nacionalización de la escuela primaria por parte de Julio Carrizosa en 1932 Arciniegas consideraba que “es prácticamente imposible para un ministro atender con acierto, desde Bogotá, a problemas de todo orden que se presentan lo mismo en Nariño, en el Magdalena, en el Chocó, en Antioquia o en el Cauca, y sobre los cuales quienes tienen un conocimiento inmediato son los directores de educación”[6] considera la sola posibilidad de la nacionalización de la educación como actitud “soberbia” dada la dificultad que significaría atender desde Bogotá los problemas de la educación en las distintas regiones del país.

Por otro lado el ministro Arciniegas no manifestaba una opinión tan desfavorable de la enseñanza secundaria oficial, por el contrario planteó la necesidad de crear una mayor inspección a las escuelas privadas de bachillerato, pues consideraba que muchas de esas escuelas no obstante contar con aprobación oficial, graduaban bachilleres con una preparación insuficiente, debido según el ministro al poco control que existía por parte del estado sobre esas escuelas calificándolas como “empresas lucrativas”.

El ministro Arciniegas entendía como de la mayor importancia que el estado nacional invirtiera en la educación secundaria, pues afirmaba que “para la clase media y para las clases económicamente inferiores es prácticamente imposible pagar la educación a los precios que deben fijar las instituciones privadas”[7] para el ministro Arciniegas contrario a lo planteado por el ministro Carrizosa el estado estaba obligado a invertir y ofrecer a los más pobres educación secundaria oficial. 

En el informe que German Arciniegas envió al congreso en 1946 se manifestó en contra de que las escuelas públicas se construyeran de guadua como sugería el ministro Carrizosa “La transformación ha sido fundamental. Hoy millares de niños aprenden en la escuela, que ha dejado de ser una choza, como se vive en niveles más altos de comodidades.”[8] El ministro creía que si se abandonaba la enseñanza secundaria esta educación sería exclusiva de las familias de medianos y altos ingresos, de manera que para aspirar a que los hijos de campesinos y obreros pobres recibieran esta formación, era necesaria la nacionalización de las escuelas de secundaria en todo el país, tal y como lo iba llevando a cabo hasta ese momento el gobierno liberal. El ministro Arciniegas se manifestaba en desacuerdo con aquellos que como el ex ministro Carrizosa creían que para impulsar la instrucción primaria había que presentar críticas a los promotores de la educación secundaria y universitaria.  

En respuesta a Julio Carrizosa el ministro Arciniegas decía: “el problema de la escuela primaria es difícil de resolver, porque no hay maestros.” Descalificaba el argumento de sus detractores catalogándolos de demagógicos pues para él “los maestros no pueden formarse en las normales si profesores que hayan hecho estudios más altos no orientan en forma científica” en otras palabras para Gemían Arciniegas los formadores de maestros debían ser personas con título universitario y estos títulos solo podía entregarlos instituciones del estado nacional. Algo que tal vez el ministro Carrizosa no tuvo en cuenta al momento de manifestarse en favor de privilegiar la inversión en la escuela primaria.

El argumento de Arciniegas nos permite pensar que tampoco se encontraba de acuerdo con la propuesta hecha por Julio Carrizosa consistente en convertir a los párrocos en educadores para las escuelas públicas. De esta manera “solo aseguraría a los de abajo una preparación mal dirigida, sin las seguridades que ofrece el estudio científico”[9] Siempre realizó sus críticas sin hacer alusión directa al exministro.

Una vez más sin hacer mención del exministro Julio Carrizosa, Germán Arciniegas refuta el argumento de este según el cual los estudios secundarios y universitarios deben dejarse exclusivamente a la iniciativa privada, para el ministro, esta afirmación “va contra el espíritu democrático de Colombia” aunque a su vez se muestra elogioso con las comunidades religiosas y por aquellos particulares que se han preocupado por levantar “casas de alta cultura”, considera igualmente “incomprensible que el estado no hiciera cuanto menos el mismo esfuerzo en el campo de la educación pública.” Pues para el “somos una nación de gentes pobres” y cuando estas no tienen formas de acceder a la educación entonces el estado es el encargado de suministrarla, pues considera que, de los grupos y de las cases más pobres “surgen sabios.”[10]  

Pero en algo parecían estar de acuerdo Carrizosa y Arciniegas y era en la necesidad de poner límites a las becas y otros auxilios a estudiantes en instituciones privadas dentro y fuera del país. Ambos juzgaban indispensable que el presupuesto destinado a la educación pública quedara en manos de las escuelas públicas y no se desviara a instituciones privadas, cosa que sucedía con mucha frecuencia. La diferencia entre ellos radicaba en que mientras Carrizosa pensaba que los dineros debían destinarse a la educación primaria principalmente, Arciniegas planteaba que recursos importantes debían dirigirse a lo que el denominaba “centros de alta cultura”.  

 



[1] “Memoria del ministro de educación nacional al congreso de 1932” (Bogotá 1932) pág. 179 biblioteca Luis Ángel Arango

[2]“Memoria del ministro de educación nacional al congreso de 1933” (Bogotá 1933) Pág. 17 biblioteca Luis Ángel Arango

[3]“Memoria del ministro de educación nacional al congreso de 1933” (Bogotá 1933) Pág. 18 biblioteca Luis Ángel Arango

[4]“Memoria del ministro de educación nacional al congreso de 1933” (Bogotá 1933) Pág. 19 biblioteca Luis Ángel Arango

[5]“Memoria del ministro de educación nacional al congreso de 1933” (Bogotá 1933) Pág. 20 biblioteca Luis Ángel Arango

[6]“Memoria 1942” (Bogotá 1942) Pág. X Biblioteca Luis Ángel Arango. 

[7]“Memoria 1942” (Bogotá 1942) Pág. XXXII Biblioteca Luis Ángel Arango. 

[8] “Memoria del señor ministro de educación nacional al congreso de 1946” (Bogotá 1946) Pág. XII Biblioteca Luis Ángel Arango. 

[9]“Memoria del señor ministro de educación nacional al congreso de 1946”(Bogotá 1946) Pág. XII Biblioteca Luis Ángel Arango

[10]“Memoria del señor ministro de educación nacional al congreso de 1946”(Bogotá 1946) Pág. XXIII Biblioteca Luis Ángel Arango

 

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