Toda
Latinoamérica estuvo influenciada por la idea de que el mestizaje había causado
graves perjuicios, había degenerado las razas, en el campo educativo esto se
constituiría en un factor negativo al momento de alcanzar resultados con los
alumnos, razón por la cual, algunas autoridades educativas se atribuyeron
funciones redentoras de aquellos a los que consideraban inferiores, en México[1] por ejemplo ponían a los
indígenas en contacto con extranjeros ya que se consideraban a estos como
fuente del progreso.
En
Argentina[2] la sociedad fue entendida
como un cuerpo y sus problemas como enfermedades contagiosas, la elite
argentina creyó encontrar el problema en el mestizaje y muchos propusieron como
parte de la solución atraer inmigrantes europeos que ayudaran a la regeneración
de la raza, a enfrentar el mestizaje y volver así a los orines europeos de la
nación.
En
Colombia se establecieron diferencias entre la “gente bien” blancos y mestizos
y el “vulgo” compuesto por una población mayoritariamente de color pertenecientes a los sectores más
desfavorecidos económica y socialmente, quienes a su vez eran los principales
usuarios de la educación pública; eran
también poseedores de tradiciones culturales indígenas y africanas; razón por
la cual fueron objeto del permanente rechazo y estigmatización por parte de
algunas autoridades educativas, quienes consideraron a estas como “razas
degeneradas”. Con frecuencia llegó a sugerirse que la raza colombiana estaba
llena de defectos genéticos y solo mejoraría con la inmigración de personas blancas
provenientes de Europa[3].
Algunos ministros
y secretarios de educación, rectores de colegios de segunda enseñanza y demás
funcionarios de la educación en Colombia, dejaban ver claramente su afinidad
por teorías como el darwinismo[4] que rápidamente los
conduciría a determinismos étnicos y geográficos, y a las discusiones propias
del periodo en estudio como lo fue “la degeneración de raza” que -según médicos
y psiquiatras de la época- experimentaba Colombia y países similares.[5]
Esta
generación de médicos, psiquiatras y pedagogos estuvo fuertemente influenciada
por el doctor Miguel Jiménez López, quien dirigió una serie de conferencias
llevadas a cabo en el teatro municipal de Bogotá en 1928,[6] donde exponía sus ideas
sobre la “degeneración de raza colombiana”. Para entender este periodo es de
suma importancia tener claro el papel trascendental que desempeñaron estos en
la cuestión educativa, dada la relación que existía entre salud, higiene y
enseñanza-aprendizaje. No es de extrañar que muchas de las autoridades e
ideólogos de la educación tuvieran formación de médicos, psicólogos y
psiquiatras.
Sin
embargo, otros intelectuales en países con una tradición indígena más fuerte,
presentaron por la misma época una visión menos germanizada y más optimista
frente al mestizaje, tal fue el caso de José Vasconcelos en México y su
doctrina sobre la raza cósmica, expuesta en 1925, donde expresaba como la
mezcla racial y cultural experimentada en América Latina daría origen a la
conformación de esta nueva raza.[7]
Luis
Castro encargado de la sección de Higiene y cultura física del departamento de Cundinamarca
en 1931se refería al tema en los siguientes términos: “la cultura física del
niño decide el resultado de la vida del hombre ya que ella no solo define,
desarrolla y perfecciona el organismo del individuo capacitándolo para las
mayores victorias en todos los campos de la actividad humana, sino que conserva
la salud y es la base del desarrollo moral e intelectual del educando.”[8] La educación física se
implementa en los pensum de las escuelas primarias, secundarias y normalistas
con el propósito de perfeccionar o corregir en la mayoría de los casos las
deficiencias biológicas que el mestizaje había legado a los niños usuarios de la
educación pública.
Para el ministro Julio Carrizosa establecer
los graves problemas de la educación pública requería un trabajo:
“eminentemente
científico, basado en estudios antropológicos y antropogeográficos que aún no
han sido hechos entre nosotros, a pesar de que ellos son la base del estudio de
nuestro medio, del ideal social que debemos perseguir, y del desarrollo futuro
de este ideal social…desde el principio nos encontramos por consiguiente, con
la necesidad de crear un establecimiento donde se inicie este estudio de
nuestra raza y de su adaptación al medio geográfico, para deducir conclusiones claras que orienten
nuestros sistemas educativos ”[9]
Para
muchos investigadores y hombres de ciencia de la época el problema de la nación
era racial, el mestizaje violento en muchos casos, constituía para ellos el
origen del problema, aunque el doctor Carrizosa en este apartado no se atreve a
afirmar cual es el inconveniente si hace la invitación a realizar estudios que
determinen cual podría ser la causa del problema y el tratamiento que debe
dársele, ya que considera que el colombiano no se ha sabido adaptar al medio
geográfico que habita, y esto según el ministro afecta la recepción de
conocimientos de los niños y por ende genera inconvenientes en todo el sistema
educativo.
De
igual manera el ministro deja ver en su discurso sus prejuicios frente a los
asuntos relacionados con la iniciación sexual de los jóvenes y envolviéndolo en
un manto de cientificidad intenta encontrar en esa situación parte de la
respuesta al supuesto problema racial de los beneficiarios de la educación
pública: “hay regiones donde…las relaciones sexuales se inician desde la más
temprana edad, contribuyendo así a la inferioridad intelectual de la edad
madura. He aquí un problema para el futuro de nuestra raza que podría
resolverse…acatando los sabios consejos de la iglesia al respecto.”[10]
Trata
el ministro de presentar una posible respuesta a la situación que creían ellos
afectaba no solo a los jóvenes sino a todos los futuros colombianos pues, los
hijos de padres muy jóvenes se hallaban condenados a lo que denominó
“inferioridad intelectual” pero llama poderosamente la atención –aunque no debe
extrañarnos- la solución que entrega para este problema, solo se necesita
acatar las órdenes de la iglesia respecto a las relaciones sexuales, sabemos
que estas solo deben llevarse a cabo para la procreación una vez la pareja se
encuentre unida en santo matrimonio.
Pero
no eran estas las únicas preocupaciones del ministro y de las autoridades
educativas de la época las enfermedades que atacaban a los niños y los alejaban
de la escuela eran muy frecuentes y consideradas “causa de perturbación
racial”, las enfermedades llegaban a afectar a porcentajes altísimos, que en
algunos casos alcanzaban hasta el 90 % de los niños de una sola escuela, esta
situación quiso ser remediada, para lo cual destinaron dineros para la
contratación de médicos y dentistas que en todo caso no alcanzaban a hacer más
de una visita al año a las escuelas más alejadas de las capitales, justamente
donde las situación de enfermedad de los estudiantes era más grave.
A
nivel del mar la proliferación de paracitos y enfermedades tropicales podían
llegar a ser motivo de abandono definitivo de la escuela, enfermedades como el chancro, la hepatitis,
la tuberculosis, no eran tratadas de manera adecuada,[11] de igual manera el clima inestable
en algunos meses del año y las altas temperaturas dificultaban el trabajo de los
maestros, tampoco había un tratamiento adecuado de basuras y excretas y el
consumo de proteínas y vitaminas promedio en Colombia era aún muy bajo.[12]
El doctor
Miguel Arango rector del Colegio de Barranquilla quien se adhería al discurso
sobre la “degeneración de la raza” que imperaba en la época, le añadía otros
dos elementos los cuales eran el clima que acabamos de mencionar y los hábitos
populares, responsables estos de los limitados logros alanzados, por tal motivo
se justificaba que muchas de las reglamentaciones emitidas desde el ministerio
fueran acatadas a medias o cambiadas al momento de darle aplicación al contexto
local:
“Ahora bien, esos pasos son tanto más inciertos e inseguros cuanto que
los factores básicos de dicha ciencia como los que dependen de nuestra raza,
del clima, de los hábitos adquiridos desde la infancia, son variables y
múltiples. Es natural por lo mismo que siempre haya algo que cambiar en las
reglamentaciones a que someten establecimientos de educación como el Colegio de
Barranquilla.[13]”
Miguel Arango tal vez está pensando
en alguna forma de determinismo geográfico y racial, era usual pensar que el
antecedente africano e indígena presente en los sectores campesinos y
obreros del país y quienes eran los principales beneficiarios de la
educación pública, tenían cierta limitación para el aprendizaje de las ciencias
y si a esto le sumamos el intenso calor de la cuenca del caribe, le hacía
suponer a muchos de estos pensadores que para el caso de los jóvenes de esta
región, era más útil infundir en ellos el amor por el trabajo enseñándoles
artes y oficios que les permitieran ganarse la vida de manera digna.
Por lo
tanto los modelos y métodos de enseñanza impuestos en Europa o los Estados
Unidos no podían ni debían implantarse tal cual en nuestro país, pero llama la
atención que los motivos por los cuales esos modelos extranjeros eran inviables
no eran según el doctor Arango por falta de presupuesto sino por desventajas
étnicas.
Esta discusión sobre la
llamada “degeneración de la raza” que se hallaba alimentada por determinismos
étnicos y geográficos y que son también propios del discurso moderno se manifestaba de igual manera en
la subestimación que se tenía por las personas del campo, pues se les
consideraba como personas de inteligencia inferior o de menos
entendimiento, o al menos es lo que
alcanzamos a interpretar de la afirmación hecha por el ministro Luis López de
Meza en su informe al congreso de 1935 donde se recomendaba a los campesinos
“la colección de literatura universal al alcance de una inteligencia infantil” [14]. Era enviada y
distribuida para dotar las bibliotecas aldeanas y para aquellos campesinos que
hubieran superado el analfabetismo. A estas personas el ministro Luis López de
Meza les aconsejaba incluso la forma como debían organizar sus casas o como
vestirse, estos consejos se pretendían popularizar a través del ropero escolar.
Una
forma de mejorar la raza era para estos hombres la práctica del deporte, por
ello eran fomentados sobre todo entre las comunidades campesinas: “el aldeano
deberá disciplinarse en los deportes…entendiendo que ello no es cosa de poca
importancia, sino medio prodigioso de mejoramiento racial.”[15] Un mal heredado de los
antepasados indígenas y africanos podría ser superado en parte con el ejercicio
físico en esto casi todas las autoridades educativas estuvieron mal que bien de
acuerdo.
Las
altas temperaturas propias del nivel del mar no eran para las autoridades
educativas de la época en estudio el único de los pisos térmicos que generaban
dificultades y desventajas al proceso de aprendizaje y el desarrollo de la
raza, los climas medios eran también para el ministro López de Meza un elemento
de “grave deterioro de la vitalidad de nuestra raza” para el ministro estos
eran elementos de inferioridad que como pueblo debíamos de superar, y aunque
consideraba posible hacerlo no parecía que lo concibiera como una tarea fácil. [16]
Otro
funcionario que a través de sus informes participa de esta discusión sobre la
“degeneración de la raza” fue el
director de educación pública del departamento del Atlántico Javier
Arango Ferrer este encuentra en los pueblos de la costa una dificultad: la “lenta
formación”, atribuida a lo que él
denomina “aspectos biológicos fundamentales, que se encuentran presentes en la
geografía humana del hombre costeño”, una vez más encuentran en el aspecto de
conformación puramente étnica y cultural las dificultades que los educandos
manifestaban a la hora del aprendizaje de las ciencias, que era para ellos un
aspecto determinante en la formación de personas de bien.
Atrás
quedaban una vez más las situaciones de pobreza, mala alimentación,
enfermedades y la necesidad de que los jóvenes aportaran con su trabajo a la
economía familiar, las razones de dificultad al momento de adquirir todos los
conocimientos que desde la escuela estaban siendo impartidos por los maestros.
Por otro lado compara a lo que él considera los tres grandes enemigos del
hombre (mugre, ignorancia y miseria) con el demonio y la carne, en el sentido
de que ambos alejan al hombre de la perfección metafísica. Javier Arango Ferrer
participa con su discurso como partidario de la discusión sobre la
“degeneración de la raza” y enriquecido con conceptos propios de la moral
cristiana.
“…desgraciadamente los pueblos de la costa atlántica, son pueblos en
lenta formación. Las estadísticas dan perfiles de mal presagio en diversos
aspectos biológicos fundamentales en el mapa geográfico-humano, que una nueva
estructuración colombianista barruta ya entre otras inquietudes, se ve
seriamente amenazado. La ignorancia, la mugre y la miseria, tiene tanto valor
como en el mundo el demonio y la carne, los tres grandes enemigos del hombre en
el camino de la perfección metafísica, que contemplaron los míticos.”[17]
Darío
Echandía en su informe de 1936 no se aparta de esta discusión y le atribuye a
una inferioridad étnica y física la incapacidad del estado en la aplicación de
métodos eficaces que permitan a los niños mantenerse en la escuela “se sabe,
pero habrá que repetirlo…el niño colombiano llega a edad escolar… en la más
lamentable de las miserias fisiológicas. El mestizaje…los rigores del medio
físico… hacen de él un ser atemorizado, y débil, vacilante entre un limbo de
idiotez y un purgatorio de miserias físicas”.[18]
Consideraba también que la raza colombiana presentaba “deficiencias
biológicas”.[19]
Aunque también debemos advertir que el concepto raza era utilizado usualmente
para referirse a “la gente” o “al pueblo”.
Las
discusiones sobre la “degeneración de la raza” son menos intensas por parte de
los ministros de educación a partir de 1938, sin embargo, aún se tenía la
creencia de que algunos vicios como el alcoholismo o el tabaquismo eran
heredados por los niños y jóvenes por parte de sus padres, razón por la cual el
ministro José Joaquín Castro en su informe al congreso de 1938, proponía
programas tendientes a superar esos peligros a los que los jóvenes estaban
expuestos, era necesario entonces “robustecer la raza colombiana”[20]
a través de la práctica de la gimnasia y el deporte en las escuelas, con estas
se buscaba aumentar el desarrollo físico de los estudiantes de las escuelas
públicas, pues, se consideraba que la mayoría de estos presentaban un
desarrollo físico insuficiente a razón del mestizaje.
La
educación física fue instituida en todo el país como obligatoria en las
escuelas primarias, secundarias y normalistas; a partir de las recomendaciones
orientadas por la misión chilena que visitó Colombia hasta 1938.
El
inicio de la segunda guerra mundial y la posterior alineación de Colombia del
lado de los Estados Unidos, pudieron haber provocado el cambio de discurso por
parte de los ministros de educación y las autoridades educativas en relación a
la llamada “degeneración de la raza”. Colombia declaró “beligerancia” al
gobierno alemán y mantuvo en vigilancia muy cercana a los ciudadanos alemanes y
japoneses residentes en Colombia, a la vez que tomó medidas contra las empresas
de ciudadanos de esos países.
En
el informe presentado al congreso por ministro Alfonso Araujo hemos podido
observar un mayor distanciamiento de la idea de justificar los bajos resultados
de los niños en las escuelas públicas en una supuesta debilidad de la raza
colombiana, más bien adjudica tal situación a problemas de otra índole, como
por ejemplo, en la poca preparación de los maestros, lo insuficiente de los recursos destinados a
la educación por parte de los departamentos y municipios, la mala alimentación
de los niños que asistían a las escuelas,
las largas distancias que estos tenían que recorrer diariamente y las
faenas de los niños en tiempos de
cosecha en los sembrados familiares.
El
ministro Jorge Eliecer Gaitán parece retomar el discurso sobre la “degeneración
de la raza” pero en sentido contrario, se manifiesta opuesto a esas afirmaciones
cuando señala “y parece que no entraría dentro de lo aventurado afirmar que hay
una raza, un núcleo colectivo con potenciales recursos humanos, que sobre pasa
en mucho a sus injustos detractores”.[21]
Igualmente critica las informaciones que de nuestro país y de su gente se le
suministraba a los extranjeros, califica estos datos como factores que van
“desfigurando nuestra personalidad.”[22]
Consideraba también necesario “romper” con todo aquello que había generado en
los colombianos un “injusto complejo de inferioridad.” Le atribuye a la
dirigencia política del país el hecho de que su gente no haya alcanzado un
grado aceptable de desarrollo físico, cultural y económico; y descarta una
supuesta indisposición biológica que tanto pregonaban las autoridades
educativas desde el principio de esta investigación.
Y
para comenzar a dar respuesta a esta situación el ministro orientó las Colonias
escolares a este fin, a estos espacios acudían los niños de las escuelas
públicas en su periodo de vacaciones, en donde se les enseñaban hábitos y
formas de vida saludable, se les suministraba una alimentación adecuada y se
realizaban actividades físicas como la gimnasia y la práctica de deportes. En
este informe el ministro Gaitán evita referirse a deficiencias étnicas o
biológicas como lo hicieron los anteriores ministros algunos más explícitamente
que otros, sino que las deficiencias y debilidades de los niños eran atribuidas
a la pobreza de la población obrera y campesina y a su poca instrucción en
aspectos relacionados con la higiene. Estos esfuerzos buscaban otro objetivo de
manera indirecta y era que el niño una vez retornado al seno de su hogar se
convirtiera en multiplicador de lo aprendido y de esta manera evitar muchas
enfermedades.
El
ministro Guillermo Nannetti comparte junto con Gaitán su postura contra la
llamada “degeneración de la raza”, este descalifica esta postura y a sus
partidarios cuando en su informe de 1941 señalaba “frente a las teorías
racistas que se fundan en una jactanciosa y vana hipótesis sobre la
preponderancia de la herencia respecto a la educación y de presuntas virtudes
étnicas, monopolio exclusivo de las razas privilegiadas, debemos afirmar
nuestra doctrina igualitaria abriendo anchamente las puertas de la escuela…”[23]Nannetti
no comparte la idea de que el bajo desempeño de los estudiantes de las escuelas
públicas se deba a su condición racial como manifestaron muchas de las
autoridades educativas que aquí hemos señalado, más bien era atribuido en este
informe al bajo presupuesto destinado a la instrucción pública.
De
una manera sutil Germán Arciniegas interviene en esta discusión alineándose del
lado de los contradictores de esta postura, se muestra en desacuerdo con ella
cuando afirma: “tengo la certeza de que el hombre colombiano es un individuo
capaz de progresar técnicamente hasta el extremo de poder competir con
cualquier otro hombre del mundo que se llama civilizado”[24]
y más adelante se refiere a los partidarios de este dogma como “ profesionales
del derrotismo” en abierta alusión a aquellos defensores de las teorías de
minusvalorar al pueblo a los colombiano.
En
su informe de 1942 el ministro Arciniegas presenta una división entre el
bachillerato elemental y el bachillerato superior con el propósito de
“descargar de los dos últimos años de la segunda enseñanza a un personal que no
está capacitado para entrar en la universidad…”[25]
llama poderosamente la atención que ya no se relacionan las incapacidades
académicas con el mestizaje, los “malos climas” o con factores culturales que
fueron catalogados de poco civilizados, por los ministros de educación a
comienzo de este estudio y que se constituían en la causa principal de los
pocos resultados que alcanzaban los niños en las escuelas.
Por
otra parte por primera vez un ministro de educación propone “vincular más
íntimamente a la mujer a los organismos directivos de la educación”[26]
los cargos más importantes por ellas ocupados habían sido hasta el momento los
de rectoras de colegios de segunda enseñanza y escuelas normales femeninas, en
la mayoría de estos casos religiosas y ciudadanas extranjeras. El ministro
Arciniegas consideraba que en el futuro las mujeres ocuparían los más
importantes cargos en el ramo de la educación.
Un
año más tarde en un informe presentado al congreso de la república, el ministro
de educación Rafael Parga Cortés, parece se apartara de la discusión sobre la
“degeneración de la raza” al respecto consideraba que los estudiantes “por
falta de nutrición adecuada y suficiente no están físicamente capacitados para
el trabajo mental que impone el estudio.”[27]
Aquí notamos que el ministro toma mayor distancia de las autoridades educativas
con las que iniciamos este análisis y que atribuían esta incapacidad a
problemas heredados de las insuficiencias étnicas o raciales.
Sorprende
el cambio que se puede observar en el informe de 1944 presentado al congreso
por el ministro Antonio Rocha, quien no solo se aparta de manera categórica de
considerar deficiencias en el mestizaje sino que expone un optimismo muy grande
cuando señala: “en el fondo hay un anhelo sincerísimo y apasionado de que real
y verdaderamente el pueblo posea un órgano de expresión de sus necesidades de
cultura, que dirija, dé cuerpo, y armonice los múltiples esfuerzos y la
cuantiosa actividad espiritual que brota, casi espontánea y silvestre, de la
inteligencia del colombiano, por naturaleza bien dotado para actividad del
espíritu”.[28]
Más
adelante desmentía muchas de las afirmaciones defendidas por los partidarios de
esta teoría, cuando de manera enfática afirmaba: “no es verdad que las gentes
aspiren a vivir dentro de las ordenes rebajados de la vida, que lindan con las
zonas de la estupidez o de la brutalidad”[29],
pues, era frecuente afirmar que los campesinos y obreros vivían conformes en
lugares sucios y alejados de la civilidad y la cultura, incapaces de apreciar
la belleza y la exquisitez: “si en Colombia se muestra…alguna cultura…ello se
debe tan solo a la natural inteligencia que el destino le deparó al pueblo
colombiano desde tiempo remoto…”[30] el ministro consideraba que la razón por la
cual no se había desarrollado en Colombia las artes y las ciencias era por
falta de estímulos por parte del estado, pues para Rocha “el diario vivir no
puede sostenerse sin recursos constantes, de manera que sin ellos resulta
agobiadora, precaria, y azarosa la especulación espiritual y científica.”[31]
No
obstante todos los ministros incluso los que se manifestaron en contra de esta teoría,
seguían considerando los climas cálidos y medios como malsanos y causantes de
muchas enfermedades. Hemos podido observar al menos dos posturas contrarias
respecto al problema de la “degeneración de la raza,” una primera postura que
encuentra en el mestizaje y la cultura popular los principales problemas y
talanqueras para el proceso de aprendizaje de los usuarios de la educación
pública; una segunda postura propone cambios no solo en los métodos sino también
en la didáctica de las escuelas pues, considera que ahí se halla el problema de
los bajos resultados de los estudiantes. A la primera corriente Aníbal Ponce
los denominó doctrinaria, mientras que a la segunda la llamó metodológica[32].
la
imposibilidad de las autoridades educativas y métodos de enseñanza, puestos en
práctica durante la época en estudio por mantener a los niños en las escuelas y
las epidemias causadas por la insalubridad, el mal tratamiento de las basuras,
la ingesta de agua sin tratar, una alimentación inadecuada y la utilización de
mano de obra infantil en minas, plantaciones y el servicio doméstico; era presentada en los primeros informes por
los partidarios de esta teoría como debilidades étnicas o biológicas de los
niños usuarios de la educación pública, hasta el punto de llegar a hacer
afirmaciones temerarias frente al coeficiente intelectual de los campesinos
colombianos.
Entre
las medidas tomadas por el Estado para superar en los niños los problemas
derivaos de la debilidad heredada del mestizaje se encontraba exigir a los
padres al momento de la matricula el certificado de vacunación
Las
teorías según la cual el mestizaje en Colombia y países similares era una
limitante para el desarrollo físico e intelectual de su gente, fueron asumidas
por igual tanto por liberales como por conservadores, Francisco Gutiérrez Sanín
afirma, que muchos liberales estaban convencidos de que a razón del mestizaje
el potencial democrático de los de abajo era limitado.[33]
De igual manera en sus conferencias raciales de 1928 Laureano Gómez[34]
incluyó dentro del objeto de sus denuncias no solo a Negros e indios sino
también a españoles.[35]
A partir de 1938 las autoridades educativas
paulatinamente van abandonando este discurso y le van atribuyendo a causas
económicas y de poca educación los problemas antes mencionados. No podemos
afirmar que el discurso sobre la “degeneración de la raza” haya sido abandonado
por completo en todos los círculos académicos, lo que si podemos afirmar es que
estas discusiones desaparecieron del discurso oficial de los gobiernos
liberales a partir de esta fecha, hasta el punto que el ministro Arciniegas en
su informe de 1946 no toca este tema en absoluto.
[1] Martha Lorenza López Mestas C y Samuel Octavio Ojeda Gastélum, “La
instrucción pública en los poblados indígenas del norte de Colima a fines del
porfiriato”, Clío Vol.5 N° 34 (2005): 45
[2] Lucía Lionetti, “Discursos, representaciones y prácticas educativas
sobre el cuerpo de los escolares. Argentina en las primeras décadas del siglo
XX”, Cuadernos de Historia N° 34 (2011): 33
[3] Jorge Orlando Melo, Historia mínima de Colombia (México D.F:
colegio de México, Turner, 2017) 192.
[4] Julián de Zubiría Samper, los modelos pedagógicos hacía una
pedagogía dialogante (Bogotá: editorial magisterio, 2006) 107.
[5]Oscar Saldarriaga y Javier Sáenz, “la escuela activa en Bogotá en la
primera mitad del siglo XX: ¿un ideal pastoril para el mundo urbano?”, en
Historia de la educación en Bogotá tomo II, segunda edición. Nancy Martínez
Álvarez (Bogotá: serie investigación IDEP, 1999), 73.
[6] Oscar Saldarriaga y Javier Sáenz, “la escuela activa en Bogotá en
la primera mitad del siglo XX: ¿un ideal pastoril para el mundo urbano?”, en
Historia de la educación en Bogotá tomo II, segunda edición. Nancy Martínez
Álvarez (Bogotá: serie investigación IDEP, 1999), 74.
[7] Al respecto ver: Javier Ocampo López, “José Vasconcelos y la
educación mexicana”, Revista Historia de la educación Latino Americana Vol. 7
[8] “Informe del director
de educación al señor gobernador del departamento” (Cundinamarca 1931), biblioteca
Luis Ángel Arango, Bogotá-Colombia pág.
41
[9] “Memoria del ministro
de educación nacional al congreso de 1933” (Bogotá 1933), pág. 5, biblioteca
Luis Ángel Arango.
[10] “Memoria del ministro
de educación nacional al congreso de 1933” (Bogotá 1933), pág. 23, biblioteca
Luis Ángel Arango.
[11] Salomón Kalmanovitz, Nueva historia económica de Colombia (Bogotá:
Taurus historia, 2017) 255.
[12] Salomón Kalmanovitz, Nueva historia económica de Colombia (Bogotá:
Taurus historia, 2017) 256.
[13] “informe al señor
gobernador del Atlántico” (Barranquilla Febrero 1934) Pág. 17, Archivo
Histórico del Atlántico (AHA)
[14] “Gestión administrativa
y perspectiva del ministerio de educación 1935” (Bogotá 1935), Pág. 22,
Biblioteca Luis Ángel Arango
[15] “Gestión administrativa y perspectiva del ministerio de educación 1935” (Bogotá 1935), Pág. 65, Biblioteca Luis Ángel Arango
[16] “Gestión administrativa
y perspectiva del ministerio de educación” (Bogotá 1935), Pág. 92, Biblioteca
Luis Ángel Arango
[17] “Informe de director de
educación pública al gobernador del atlántico” (Barranquilla 1935) Pág. I,
Archivo Histórico del Atlántico (AHA)
[18] “Memoria que el
ministro de educación nacional presenta al congreso en sus sesiones de 1936”
(Bogotá 1936), Pág. 27, Biblioteca Luis Ángel Arango
[19] “Memoria que el
ministro de educación nacional presenta al congreso en sus sesiones de 1936”
(Bogotá 1936), Pág. 74, Biblioteca Luis Ángel Arango
[20]“Educación nacional,
informe al congreso 1938” (Bogotá 1938) pág. 33, Biblioteca Luis Ángel
Arango
[21] “la obra educativa del
gobierno en 1940” (Bogotá 1940) pág. XII, Biblioteca Luis Ángel Arango
[22] “la obra educativa del
gobierno en 1940” (Bogotá 1940) pág. XIII, Biblioteca Luis Ángel Arango
[23]“Memoria presentada al
congreso de 1941 por el ministro de educación” (Bogotá 1941) pág. 5, Biblioteca
Luis Ángel Arango
[24]“Memoria 1942” (Bogotá
1942) pág. XXI, Biblioteca Luis Ángel Arango
[25] “Memoria 1942” (Bogotá
1942) pág. XXX, Biblioteca Luis Ángel Arango
[26] Memoria 1942” (Bogotá 1942) pág. XXXVIII,
Biblioteca Luis Ángel
[27] (Bogotá 1943) Pág. 21
[28] La extensión cultural en 1944 (Bogotá 1944) Pág. VI Biblioteca Luis
Ángel Arango
[29] La extensión cultural en 1944 (Bogotá 1944) Pág. X Biblioteca Luis
Ángel Arango
[30] La extensión cultural en 1944 (Bogotá 1944) Pág. XI Biblioteca Luis
Ángel Arango
[31] La extensión cultural en 1944 (Bogotá 1944) Pág. XII Biblioteca
Luis Ángel Arango
[32] Aníbal Ponce, Educación y Lucha de clases. (Buenos Aires ) 209
[33] Francisco Gutiérrez Sanín, La destrucción de una república (Bogotá:
Taurus, 2017), 486
[34] Doris Lilia Torres Cruz y Tulio Alfonso Ramírez, “El uso de la
lectura y escritura como estrategia para enseñar la higiene en la escuela
colombiana de los albores del siglo XX”, Revista Historia de la educación
latino americana Vol. 15 (2010): 280
[35] Francisco Gutiérrez Sanín, La destrucción de una república (Bogotá:
Taurus, 2017), 497
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