Como encargado del área de ciencias sociales de la Institución Educativa Técnica Departamental de Cabrera iniciamos en el año 2006 un proyecto de reconstrucción del pasado de cuatro pueblos a la orilla de la ciénaga de Palmar en el sur del departamento del Magdalena (Pijiño, Cabrera, Pita y Angostura). Este trabajo estuvo asistido por el semillero de investigación homo scholaris y financiado por el programa ciclón de la gobernación del Magdalena.
Tuvimos
como centro de operaciones la población de Cabrera, en un corregimiento del municipio
de Pijiño del Carmen en el departamento del Magdalena y ubicado a orillas de la
ciénaga del Palmar en una subregión del litoral caribe conocida como la
depresión momposina. Cuando iniciamos nuestra investigación sobre la historia
de estos pueblos nos encontramos con la poco grata sorpresa de que no había
historia escrita sobre ellos.
Hemos
realizado algunas consultas sobre el pasado de los pueblos de la región y eso
nos sirvió como punto de partida para el inicio de nuestro trabajo de investigación,
remitiéndonos -al menos en principio- a las mismas fuentes escritas que fueron
consultadas por los investigadores históricos de los municipios vecinos y de la
región sur del departamento del Magdalena.
Dichas
fuentes nos indicaron algunos aspecto generales para el origen de todos los
pueblos de la región, pero en el caso concreto de los pueblos que comparten la
ciénaga del Palmar nos encontramos con una situación que podemos catalogar como
problemática: los primeros pobladores de la ciénaga del palmar no sabían leer
ni escribir, y siendo así ¿cómo podían
estos primeros pobladores dejar documentos que hoy sirvan como fuente? los primeros
pobladores de la rivera de la ciénaga, eran analfabetas, por lo tanto, no
dejaron documentos escritos, ¿Cómo
realizar una investigación de tipo histórico-cultural con estudiantes de media
vocacional si las comunidades que pretendemos historiar no sabían leer ni escribir? Solo nos queda una opción: usar
la oralidad de nuestros pueblos (dichos, refranes, cuentos, cantos, bailes,
poemas, adivinanzas, mitos, leyendas, anécdotas, etc.) como fuentes para la
historia.
Para
comenzar todo esto, iniciamos haciendo entrevistas a algunos adultos mayores
que gracias a su lucidez pensamos nos podrían ayudar con nuestro trabajo
investigativo. En principio fueron de mucha ayuda pues sus relatos afirmaron
muchas de las hipótesis que desde el principio nos habíamos trazado. Pero con
el transcurrir del trabajo nos dimos cuenta
que por lo general los adultos mayores sobredimensionan
su participación y la de sus antepasados
en los hechos fundacionales de los pueblos de la ciénaga.
Por
esa razón, aunque no hemos descartado por completo dichas fuentes, entendemos
la oralidad como fuente para la historia de una manera distinta. Estas las
podemos conocer aun en los recuerdos de las personas, en el uso diario en las
tradiciones artísticas, en los cuentos de velorio e incluso en las artesanías;
algunos textos escritos recogen algunos de estas enseñanzas que hemos querido
llamar “filosofía popular”.
Este
trabajo tiene como propósito mostrar nuestras experiencias en la utilización de
las fuentes orales y la filosofía popular en la reconstrucción de la historia
de estas cuatro poblaciones. Para tal efecto hemos tomado los textos del
escritor local Esginio Arrieta López “Pijiño sus Mitos y sus Leyendas e Historias
de Pijiño, el “baile de negritos” y algunos poemas del “poeta negro”,
Candelario Obeso que nos servirán como fuente para la reconstrucción de la historia
de estas sociedades ágrafas.
A
continuación, presentaremos algunos aspectos de la oralidad que hemos utilizado
para la reconstrucción de la historia de los pobladores de la ciénaga del Palmar:
Baile de Negritos:
Esta
danza consiste en que en grupo de hombres que danzan alrededor de un disfraz de
tigre, al cual intentan matar, armados con machetes y palos adornados con
sombreros grandes de muchos colores, al finalizar la danza los hombres logran
cazar al tigre, le cortan los genitales y se los entregan a la persona más
importante que se encuentre en el recinto.
Esta
danza la entendemos como tradición oral primero por ser una danza centenaria y
segundo porque nos permite entender la lucha que emprendió el colono contra los
depredadores, los colonizadores realizaban las tareas de desmonte de la selva
con el propósito de ampliar la frontera agrícola y ganadera, pero los felinos
eran los principales enemigos del ganado, por tal motivo estos contrataban
cuadrillas de cazadores para que intentar exterminar a los grandes felinos y
otros depredadores de la zona, para comprobar que el animal había sido cazado
se presentaban al dueño del ganado los genitales del animal.
Canto del Montaraz:
“…esta vida solitaria que aquí llevo, con mi hembra y mis hijos… no me falta ni tabaco ni alimento de mis palmas es el vino… y el guarapo de mis cañas… aquí nadie me aturuga la tropa vive lejos con que así yo no cambio lo que tengo por las cosas que otros tienen en los pueblos”.
Este
fragmento del “canto del montaraz” del poeta momposino Candelario Obeso nos
ayuda a entender el sentimiento del hombre de los siglos XVII al XIX en cuanto
a que ellos preferían vivir en los montes a la orilla de los caños y los
pantanos que, en los pueblos, les tenían menos miedo a los animales feroces que
a las autoridades de la época, quienes los acosaban (aturugaban) con el cobro
de impuestos para el Estado y la iglesia.
Así
fueron los primeros pobladores de la ciénaga hombres y mujeres amantes de la
libertad que prefirieron vivir alejados de la civilización con tal de ser
verdaderamente libres, así inició el poblamiento de la rivera de la ciénaga del
Palmar.
Pijiño sus Mitos y sus
Leyendas: “La
ciénaga del palmar estaba llena de cocodrilos, caimanes, babillas, chavarríes,
garzas morenas, garzas blancas, ponche y nutrias… habían noches que… mataban
cincuenta o sesenta caimanes… al tiempo de estar realizando esta casería de
animales en la ciénaga los animales huyen a los caños: Camargo, Guacimal y
otros a la quebrada de Culebra”
Este
fragmento del escritor local Esginio Arrieta López da cuenta de lo que era la
ciénaga en otras épocas un santuario para diversos tipos de especies pero que
con el tiempo el hombre en su afán depredador ha ido restando espacio y numero
a esas especies. Hoy día las personas de esta generación nunca han visto un
caimán, cocodrilo o garza morena, debido a que algunos hombres un día
decidieron condenarlos a la pena de muerte y del exilio.
Historias de Pijiño: “Había gente que venía de otros pueblos a
confirmar sobre los comentarios que hacían… en donde las brujas asustaban y las
veían caminar por las calles… y sí era verdad que las veían caminar… pero no
eran las verdaderas brujas… las que cantaban en las copas de los árboles o las
que cogían a los hombres y los convertían en burros…”
Tradicionalmente
en estos pueblos no llegaba combustible suficiente para mantener iluminadas las
calles, por tal razón la oscuridad de la noche se prestaba para llevar a cabo
encuentros o realizar actividades que usualmente no podían llevarse a cabo ante
los ojos de todos y a plena luz del día, por tal motivo estos “cuentos de velorio” sirven como factor aleccionador para
que los jóvenes se “recojan temprano” y los esposos infieles o borrachos
piensen varias veces antes de llegar tarde a casa.
Estos
son apenas cuatro ejemplos de la extensa tradición oral que nos da cuenta de
cómo fue el pasado de estos pueblos, es cierto que no contamos con suficientes
fuentes escritas, pero la amplia oralidad nos explica no solamente como fueron los
orígenes sino el desarrollo de los pueblos de la ciénaga.
Este
trabajo sirvió para dar a conocer un poco más a estudiantes de educación media sobre
su propia historia y sus tradiciones culturales, les ha servido para conocerse
a sí mismos, para entender su propio pasado y algún día llegar a conocer su presente.